El Ejecutivo concede a Cataluña lo que niega a Extremadura: continuidad nuclear, empleo y autonomía energética. Un escándalo que reabre la herida territorial y deja al Tajo con menos luz y más paro.
Redacción DEx, Extremadura/Madrid, 19 de octubre de 2025.-
La decisión de Pedro Sánchez y Salvador Illa de pactar con Junts y ERC la continuidad de las centrales nucleares catalanas tras el cierre de Almaraz ha provocado una oleada de indignación en Extremadura. Mientras el Consejo de Seguridad Nuclear fija el 1 de noviembre como fecha límite para que Iberdrola, Endesa y Naturgy presenten la documentación para desmantelar el primer reactor de la planta cacereña, el Gobierno central maniobra para salvar las de Ascó y Vandellòs.
Un pacto bajo la mesa con sabor a agravio
Según adelantó la jefa de Economía de ABC, María Jesús Pérez, el pacto entre Moncloa y la Generalitat permitirá a Cataluña ampliar el plazo de vida útil de sus reactores y avanzar hacia una supuesta “independencia energética”. En otras palabras: el cierre se retrasa allí donde conviene electoralmente, mientras se acelera donde no hay coste político.
“Se mire como se mire, es un escándalo absoluto”, denunció Pérez en declaraciones a COPE Extremadura. Y no es para menos: el acuerdo, que rompe el marco nacional de transición energética, abre la puerta a una “singularidad nuclear catalana”, una figura hecha a medida para el Govern, que implicaría ventajas fiscales y regulatorias sobre el resto del territorio.
Cataluña se salva, Extremadura se apaga
La jugada política llega en el peor momento para Extremadura. El cierre de Almaraz supondrá un golpe directo a miles de familias del Campo Arañuelo, una de las comarcas que más ha aportado a la red eléctrica nacional durante décadas.
Mientras el Gobierno bendice la continuidad de los reactores catalanes, el Ejecutivo no mueve un dedo para reconsiderar la clausura de la central extremeña, que ha sido ejemplo de seguridad, sostenibilidad y generación de riqueza.
Lo paradójico es que el propio Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) preveía el apagón nuclear entre 2027 y 2035 para todo el país. Pero, de pronto, la “singularidad catalana” vuelve a poner el tablero energético al servicio de la geometría política de Sánchez.
Las empresas esperan instrucciones: Almaraz aún podría salvarse
Las grandes energéticas —Iberdrola, Endesa y Naturgy— ya han pedido de forma informal la prórroga de la vida útil de Almaraz y “preparan la petición formal”. El problema no es técnico ni de seguridad, sino político: falta voluntad y coherencia desde Madrid.
El cierre precipitado de Almaraz no solo dejará un vacío industrial difícil de cubrir, sino que castigará a Extremadura con la pérdida de centenares de empleos directos y miles indirectos. A cambio, Cataluña conservará su músculo energético y su narrativa de autogobierno.
LUPA DEx | AGRAVIO TERRITORIAL CON LUZ Y TAQUILLA
El Gobierno de España vuelve a practicar la política de dos velocidades: una para Cataluña, otra para el resto.
Mientras Sánchez habla de cohesión y transición justa, la realidad es que Extremadura pierde una central nuclear segura, rentable y generadora de empleo, mientras Cataluña se asegura energía barata y poder negociador.
La pregunta es simple: ¿por qué unos sí y otros no?
Si el argumento ambiental o técnico no se sostiene, solo queda el político. Y ese, en una democracia madura, debería ser inaceptable.
Extremadura ilumina Madrid desde hace medio siglo. Ahora, cuando pide reciprocidad, la respuesta es un apagón.
Y eso, se mire como se mire, es una vergüenza nacional con nombre y reactores: Ascó y Vandellòs.