Silencios en la cúpula: Pedro Sánchez blinda su horizonte político hasta 2027 tras la Ejecutiva Federal del PSOE
EDITORIAL DEX, 16 de junio de 2025.- En política, como en la vida, el silencio puede ser más elocuente que mil discursos. Y este lunes en Ferraz, tras la celebración de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, se escuchó un silencio atronador: el de la autocrítica. Con semblante firme y tono didáctico, el presidente del Gobierno y secretario general del partido, Pedro Sánchez, compareció en rueda de prensa para confirmar su intención de agotar la legislatura hasta 2027. Lo hizo envuelto en un discurso de estabilidad y futuro, mientras las cloacas del caso Koldo siguen manchando los pies de barro de su partido.
El presidente, hábil en el arte de sortear crisis, volvió a vestir la retórica de la responsabilidad institucional para blindarse políticamente. Pero en esta ocasión, ni una sola mención explícita a los errores cometidos en la gestión interna, ni un gesto de asunción de responsabilidades ante un escándalo que ya ha salpicado a tres de sus hombres más cercanos: José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García. La rueda de prensa, más que una comparecencia esclarecedora, sonó a monólogo ensayado: el PSOE no tiene intención de mover ficha más allá de lo necesario.
El elefante en la sala
El caso Koldo ha dejado de ser un episodio aislado para convertirse en un síntoma estructural. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha seguido destapando una red de comisiones ilegales y favores pagados con dinero público que involucra a antiguos altos cargos socialistas. Pero mientras las escuchas y los documentos apuntan cada vez más arriba, el partido opta por blindarse. En la reunión de la Ejecutiva no hubo ni dimisiones, ni expedientes disciplinarios relevantes. Solo la expulsión de Ábalos, después de 14 meses desde que estalló el escándalo, y palabras de apoyo al líder y la consigna de cerrar filas.
Resulta significativo que, ante una de las mayores crisis reputacionales del PSOE en años, el presidente prefiera mirar al horizonte de 2027 que al espejo del presente. Las grabaciones filtradas por la UCO no solo erosionan la confianza en algunos dirigentes, sino que revelan una laxitud moral preocupante. Y, sin embargo, Sánchez no ha encontrado espacio para una mínima autocrítica. En su intervención solo hubo promesas de regeneración futura y advertencias veladas a la oposición. Todo lo demás fue omisión.
La estrategia del atrincheramiento
Consciente de que cualquier gesto de debilidad puede interpretarse como cesión ante las presiones internas —cada vez más notorias, por cierto—, el presidente ha optado por la estrategia del atrincheramiento: reafirmar su liderazgo sin fisuras y evitar el coste político del escándalo. No es casual que en su discurso haya dado por hecho que las generales se celebrarán en 2027, alejándolas de la coincidencia con las municipales y autonómicas, como piden cada vez más voces del propio PSOE, entre ellas Emiliano García-Page, que ya no está solo.
Pero más allá de la táctica, lo preocupante es la actitud. El partido que enarboló la bandera de la ética pública para llegar a La Moncloa se muestra hoy mudo ante una cadena de irregularidades. Y lo que es peor: transmite la sensación de que el cortafuegos ya está trazado, y que nadie con poder real pagará por lo sucedido.
¿Y ahora qué?
Mientras tanto, la ciudadanía asiste perpleja a esta coreografía política. En lugar de gestos valientes, recibe un mensaje implícito: el poder se protege, incluso cuando se tambalea. El PSOE de Sánchez, que tan vehementemente exigió explicaciones en otros tiempos, hoy se atrinchera en su castillo de comunicados y comparecencias sin preguntas incómodas.
En definitiva, lo que vivimos no es solo una crisis de partido, sino un ensayo de cómo se gestiona la verdad en tiempos de desgaste. El problema no es el caso Koldo en sí, sino la respuesta que el PSOE está dando a una indignación que crece. Y en este contexto, el silencio de hoy, el de la autocrítica ausente, fue más estruendoso que cualquier declaración.
Pedro Sánchez quiere gobernar hasta 2027. Pero en política, como en la vida, no basta con querer.