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Sánchez pide un gran pacto nacional

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El Congreso de los Diputados celebra este Jueves Santo una sesión plenaria para debatir y votar el decreto aprobado el martes por el Gobierno para prorrogar de nuevo el estado de alarma hasta el próximo 26 de abril con el fin de combatir la pandemia del coronavirus. La prórroga recibirá el visto bueno de la Cámara al mantenerse en el «sí» del PP y Ciudadanos, aunque ello no evitará que sus líderes critiquen al presidente, Pedro Sánchez, por la gestión que está encabezando. El jefe del Ejecutivo ha empezado defendiendo la prórroga como «una medida esencial para proteger la vida y la salud de nuestros conciudadanos». A juicio de Sánchez, «contamos con una evidencia incuestionable: el estado de alarma está funcionando».

De todas formas, el presidente ha querido hacer un llamamiento a la prudencia y a no relajar las medidas que se han tomado hasta ahora. “Lo último que debemos permitir sería un desliz porque más que un retroceso, supondría una recaída”, ha avisado y ha añadido que todos los pactos hacia la “nueva normalidad” serán “escalonados y muy cautelosos”. Ha recordado que precisamente a partir de la próxima semana se dará un primer paso hacia esa normalidad con la conclusión del permiso retribuido recuperable. Y todos esos pasos, ha dicho, irán acompañados de medidas de higiene personal, colectiva y de control, y seguimiento de los contagios. Después de todo, como ha señalado el presidente, “nos enfrentamos a la mayor amenaza para la salud pública del planeta desde la gripe de 1918”.

Precisamente, el permiso retribuido recuperable aprobado por el Gobierno hace dos semanas para restringir la movilidad de los trabajadores de actividades no esenciales finaliza este jueves, por lo que la gran mayoría de los empleados afectados volverán a sus puestos de trabajo el lunes, una vez finalicen las vacaciones de Semana Santa, salvo en las comunidades autónomas donde el lunes es festivo

Aunque cuando se decretó el primer estado de alarma la media de contagios en España era del 22% y hoy es del 4%, lo que demuestra que se está doblegando la curva, “es necesario consolidar lo que ya hemos conseguido”. En el contexto de la prudencia con la que el Gobierno encara esta crisis, el presidente ha asegurado que ya “se empieza a ver el final del camino”, pero que la vuelta a la normalidad será “escalonada y muy cautelosa”.

Pedro Sánchez ha hecho un llamamiento a la unidad de los partidos para afrontar la crisis por un doble motivo: porque la unidad es importante de puertas para dentro para luchar contra los devastadores efectos de la pandemia y porque es fundamental si se quiere reclamar en Bruselas un frente común europeo que hasta ahora ha sido imposible levantar y que este mismo jueves será objeto de otra intentona en una nueva reunión del Eurogrupo a la que los países del norte y del sur acuden nuevamente divididos. En un mensaje directo al PP, el presidente ha alabado el impecable discurso del líder de la oposición portuguesa, el conservador Riu Rio, quien ha ofrecido todo su apoyo al Gobierno de izquierdas de Antonio Costa recomendándole “fuerza y coraje” y reconociendo que su suerte y sus acierdos serán la suerte y los aciertos de toda la ciudadanía.

Para reforzar su llamamiento a la Unidad, el jefe del Ejecutivo ha citado un artículo del Finantial Times en el que se mostraba la extrañeza ante la escalada de tensiones y crispación que el coronavirus está propiciando en España, en contraste con los que ocurre en otros países, y unas declaraciones del máximo responsable de la OCDE, Ángel Gurría, en las que alabó esta semana la forma en la que el Gobierno español estaba haciendo frente a la epidemia. Sánchez ha reconocido, no obstante, haber llegado tarde, no haber reaccionado a tiempo ante la grave amenaza que se cernía sobre el país, como por otra parte les ha ocurrido a otros gobiernos.

Por lo que se refiere a la UE, ha señalado que hay que ser “exigentes” y ha vuelto a defender los bonos europeos al reclamar medidas que respalden el endeudamiento público de los estados miembros porque “esta crisis no tiene culpables” al ser una emergencia “global y europea”. Además, ha considerado que los mecanismos financieros de los que dispone la UE “no deben estar regidos por la desigualdad y el castigo ante las supuestas economías menores” porque todos, los Veintisiete, luchan ante una pandemia sin precedentes. También ha advertido de que “la austeridad no es el camino” para atajar esta crisis.

En el úlimo tramo de su intervención, el presidente ha insistido en que estamos viviendo “momentos extremos” y en que “tiempo habrá de reflexionar, pero no podemos llegar tarde a la crisis económica y social que ya tenemos encima”. Por ello ha puesto su oferta encima de la mesa: “Quiero reiterar mi propuesta de unos Pactos de la Moncloa, aquí, de manera solemne”. Ha reconocido, además, que “se ha dicho que no puede implicar un cambio de régimen. 100% de acuerdo. Que no puede anular el control parlamentario. De acuerdo. Que no puede restar transparencia. Que no puede excluir a nadie. Perfecto”. Y ha rematado su argumentación de esta manera: “Reitero la propuesta, de corazón”.

Para hacer realidad el pacto, ha convocado formalmente la próxima semana a la primera reunión a todas las fuerzas políticas que quieran participar de este gran acuerdo económico y social para la reconstrucción de este país. “Integraremos a los agentes sociales, presidentes autonómicos y fuerzas políticas que estén dispuestas a arrimar el hombro”, ha precisado.

La reacción del líder del PP ha sido la lectura del discurso que llevaba escrito desde casa y, como si no hubiera escuchado a Sánchez reconocer sus fallos, Pablo Casado le ha preguntado: “¿De verdad mantiene que ha hecho todo bien? ¿No va a pedir perdón a nadie?” Es más, le ha acusado de justificar sus decisiones apelando a “un supuesto comité de expertos del que nada conocemos”. Ante lo que ha anuciado que “cuando esto acabe pediremos las actas de esas reuniones”. Por eso, ha considerado que Sánchez no tiene autoridad moral para reclamar unidad porque pidió la dimisión del Gobierno del PP durante la crisis del ébola, y le ha advertido de que aunque ahora “en medio de la tormenta” no le va a pedir responsabilidades, sí lo hará cuando acabe esta crisis.

El debate para la autorización de la primera prórroga, hasta el final de la jornada del próximo sábado, culminó en una votación en la que no se registró ningún voto en contra, a pesar de que durante sus intervenciones prácticamente todos los portavoces parlamentarias pusieron el acento en aquello en lo que no estaban de acuerdo. Ese nivel de respaldo parlamentario seguirá siendo muy holgado tras la votación de este jueves para autorizar la segunda prórroga hasta el 26 de abril, siempre y cuando se confirme el apoyo de PP y de Cs. Se unirían así al PSOE, a Unidas Podemos y a partidos minoritarios como Más País, Compromís, CC o UPN. Pero no se repetirá la ausencia de votos en contra porque dos formaciones han optado por desmarcarse: la CUP ha avanzado que sí votará, en tanto que Vox parece moverse entre la abstención y el “no”.

La segunda prórroga del estado de alarma provocará que los españoles pasen, al menos, un mes y medio confinados en sus hogares. Ha sido la medida principal para aplacar la subida exponencial de contagios por coronavirus. No es, sin embargo, la medida más difícil, como ha reconocido este jueves el Gobierno. Las etapas que se avecinan, dentro de la lucha contra la pandemia de COVID-19, tendrán que evitar nuevos brotes.

Hasta que llegue ese momento Sánchez tendrá que confrontar su gestión con la visión de los grupos de oposición, que se ha ido enrareciendo, hasta el punto de que el PP votará este jueves en contra de dos de los últimos decretos-leyes. Porque el Congreso, además de debatir el aval a una segunda prórroga, acogerá la convalidación de tres decretos leyes destinados a aliviar las severas consecuencias económicas y sociales que está generando el coronavirus. Es más que probable que el Gobierno tenga que acometer cambios en ellos.

La sesión de este jueves será la tercera en un mes con el hemiciclo prácticamente vacío y el voto telemático generalizado. Lo han pedido un total de 307 diputados en una Cámara de 350, lo que indica el número de parlamentarios que asistirán al Congreso.

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