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Santiago Cambero: “Las personas mayores representan capital social, útil para que las sociedades avancen en las mejores condiciones posibles”

Periodismo humano
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Entrevista con motivo del Día Europeo de la Solidaridad y Cooperación entre Generaciones. Cambero, profesor de Sociología de la Universidad de Extremadura, es director del Comité Científico del Observatorio de las Familias y la Infancia (FEIEX).
Este miércoles, 29 de abril, se conmemora el Día Europeo de la Solidaridad y Cooperación entre Generaciones, una efeméride, que se instauró en el año 2009, cuyo objetivo es potenciar la inclusión y participación de las personas mayores para contribuir a una mayor solidaridad intergeneracional. Esta celebración cobra especial protagonismo en el actual contexto de crisis, donde se intenta proteger especialmente a la parte más vulnerable de la pandemia, las personas mayores. Todos y todas, sin excepción, nos hemos visto afectados, y sin duda, nuestras vidas, han tenido que adaptarse y transformarse. Hoy hablamos de sociedad, de generaciones, de estilos de vida y de futuro con el profesor de Sociología de la Universidad de Extremadura y director del Comité Científico del Observatorio de las Familias y la Infancia (FEIEX), Santiago Cambero Rivero.Santiago, muchos apuntan a que nada volverá a ser como antes tras esta crisis, ¿crees que es así? ¿qué cambios tendrá desde el punto de vista social?

Sin duda, nos adentramos en un cambio de época o una época de cambio en todos los ámbitos de nuestras sociedades, sin distinción alguna a escala global. El cambio social más evidente provocado por la crisis sanitaria del COVID-19 ha sido la importancia de las competencias digitales para gestionar asuntos personales, profesionales o académicos, entre otros; y la conciencia ecológica para evitar problemas ambientales que afecten a la salud pública. De cualquier modo, esta pandemia global está siendo un aprendizaje de la ciudadanía en general sobre la importancia de construir sociedades más inclusivas, solidarias y sostenibles que refuercen el estado de bienestar para paliar los efectos de brechas sociales existentes antes de esta crisis y que ahora muestran su peor cara de desigualdades y fracturas sociales. En sociedades democráticas nadie puede quedarse atrás, cada cual según sus capacidades y las ayudas requeridas para lograr metas comunes, como sería la plena democratización del progreso social.

¿Cómo definirías tú la solidaridad y la cooperación entre generaciones?

Sin duda alguna, una de las enseñanzas mostrada por esta crisis sanitaria, con consecuencias sociales y económicas, es la capacidad de movilización solidaria de la sociedad civil para ayudar a quienes más lo necesitan en situaciones de crisis. Ya ocurrió en la anterior crisis económica-financiera de 2008 en el seno familiar cuando gracias a las ayudas monetarias de las personas mayores, muchas familias jóvenes amortiguaron los efectos devastadores en sus débiles economías domésticas. Ahora, la solidaridad entre generaciones se observa durante el confinamiento doméstico, cuando las personas jóvenes y adultas se quedan en sus casas para prevenir la propagación del virus que pueda afectar a sus mayores. Este ejercicio de civismo pone en valor la solidaridad entre generaciones tan distintas, pero que se comprenden y comparten espacios de sinergias y cooperación para transformar realidades. Un ejemplo, el voluntariado intergeneracional que se observa entre personas jóvenes y adultos mayores en nuestros pueblos y ciudades, que potencian el altruismo, la creatividad y la innovación social para afrontar éste y otros desafíos en las mejores condiciones posibles.

Quizás a los mayores se les tenía un poco olvidados y esta crisis puede ayudar a que vuelvan a recuperar la importancia que antes tenían, una importancia que quizás ha sido desplazada por los actuales estilos de vida.

Las personas mayores vienen sufriendo lo que se denomina edadismo, que es la discriminación social por la edad –después del racismo y el machismo como formas de exclusión social en Europa-, de modo que se tienen ideas preconcebidas, estereotipadas y prejuicios sobre este segmento creciente de la población española. No todos los adultos mayores son pobres, tristes, enfermos, dependientes, solos… Hay una variedad de biografías que demuestran la diversidad humana entre las personas que pertenecen a la generación BabyBoom (nacidos entre 1946-1964) en España y el resto de países europeos. Parece que únicamente reconocemos el valor de la abuelidad cuando está en suspenso en tantos hogares familiares, como está ocurriendo tras el Estado del Alarma decretado, dado que no es posible que los abuelos y las abuelas –estas últimas preferentemente- puedan continuar prestando ayudas en la crianza y atención de nietos y nietas. Las personas mayores representan capital social útil para que las sociedades avancen en las mejores condiciones posibles, que debe complementarse con las aportaciones de otras generaciones jóvenes para generar lo que denomino “huella generacional” en los entornos socio-comunitarios, profesionales, laborales, académicos… en cualquier organización que potencie el impacto de la suma del talento sénior y el talento junior, el know-how, es decir, los conocimientos, destrezas y habilidades de los adultos mayores añadidos a la creatividad, emprendimiento e innovación que impulsan los jóvenes de hoy.

Lo que está claro es que esta situación ha obligado a reforzar la convivencia con la familia y en muchos hogares conviven, padres, hijos y abuelos. ¿Qué beneficios tiene esta convivencia entre generaciones?

Como indicaba anteriormente, las familias españolas están padeciendo alteraciones en sus vidas cotidianas, que en algunos casos genera estrés familiar debido a la alteración de rutinas y hábitos entre los adultos. En estos momentos de confinamiento, la abuelidad está en suspenso por decreto gubernativo y estamos siendo conscientes del valor social y monetario de esta subrogación de tareas domésticas y familiares. A pesar de tales circunstancias, las relaciones familiares y las interacciones intergeneracionales se mantienen desde la distancia social impuesta, a través de las tecnologías de la información y la comunicación, demostrando que no son patrimonio de la población juvenil, sino que los adultos mayores han debido alfabetizarse digitalmente en tiempo record para estar online con sus familiares a diario. Así, diría que vamos a transitar de un estado de alarma a un “estado de afecto” en el proceso de desescalada en España, que reflejará una explosión sobrevenida de emociones y sentimientos entre familiares, especialmente entre abuelos y nietos tras el confinamiento.

La convivencia intergeneracional, como una manera de incluir a las personas mayores, es la política adoptada por algunos países de Europa. En nuestra región, ¿existen este tipo de programas? ¿crees que son suficientes?

Siempre fueron necesarias políticas de inclusión e igualdad etaria, a fin de lograr sociedades cohesionadas socialmente. Estoy convencido por todo lo dicho anteriormente, que los programas intergeneracionales en cualquier ámbito, preferentemente educativo desde los niveles de infantil, resultan una herramienta útil para prevenir actitudes edadistas que rompen con la convivencia intergeneracional. A los niños y niñas hay que enseñarles que es el ciclo de vida, desde que nacemos hasta que morimos, pasando por distintas etapas de la vida (infancia, juventud, adultez y vejez) para que comprendan el sentido de la vida humana. De ese modo, todos seremos más iguales, sin distinción alguna por género, edad, etnia o cualquier otra condición social. Pero igualmente, los programas intergeneracionales deben ser horizontales y recíprocos, es decir, de personas jóvenes a mayores y viceversa, para enriquecernos como sociedad para todas las edades. En ese sentido, Europa, España y nuestra comunidad, tienen una asignatura pendiente en relación a la intergeneracionalidad, al enfoque de edad en sus políticas públicas y prácticas institucionales para erradicar la emergente discriminación por la edad en distintas esferas públicas y privadas. La intergeneracionalidad es una constante a lo largo de la humanidad, acrecentada ante una coyuntura de envejecimiento demográfico que origina la coexistencia de personas de distintas cohortes de edad en familias, organizaciones y sociedad en general. Este hecho social obligará a cambios de mentalidad sobre la aceptación e integración de personas de diferentes generaciones, que suman más que resta en la convivencia cívica en Europa.

¿Qué beneficios tienen los programas intergeneracionales? ¿Hay estudios relacionados con este tema en la UEx?

Noelia Rangel, socióloga por la Universidad de Extremadura, y yo realizamos en el 2018 un estudio sobre los programas intergeneracionales, focalizando en la experiencia de la comarca extremeña del suroeste. Esta investigación evidenció el impacto social de las acciones educativas planificadas conforme a una metodología didáctica como es el Aprendizaje-Servicio (ApS), que pretende modificar la realidad y mejorar los aprendizajes del alumnado. Partió de la necesidad del aprendizaje intergeneracional entre personas de la población infantil y senior. Tales prácticas intergeneracionales favorecen la cohesión social y territorial en el medio rural, en comunidades con problemas de despoblación rural como ocurre en Extremadura. Los programas intergeneracionales son un elemento estratégico más para lograr que los pueblos españoles sean lugares más atractivos para vivir, trabajar, estudiar y crecer en diversidad generacional, mediante la promoción del patrimonio natural, cultural y humano del medio rural.

COMUNICACIÓN UEx.


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