franki
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Franki, uno de los comercios más conocidos de Caceres anuncia el cierre. Anoche, al
pasar por la calle donde se encuentra ubicado, vi los letreros en todos sus escaparates:
“Liquidación total por cierre”, la frase fatídica que en ciudades pequeñas equivale a
locales vacíos durante tiempo y tiempo, el polvo y las pintadas almacenándose y
envejeciendo a la par.

Me lo habían dicho hace unos meses y no lo quise creer. Aún no hace tanto era una
tienda rebosante de material y público. Si pasabas por su puerta a la hora de abrir, veías
entrar en grupo a posibles compradoras, no sólo de Cáceres sino también de cualquier
pueblo de la provincia.

Siempre escuché comentar a los buenos comerciantes que cuando se diversifica la oferta,
el negocio tiene mayores posibilidades. Franki ofrecía eso, una gran diversidad de
prendas y objetos baratos, dentro de lo que se entiende como ropa prioritaria para las
personas y el hogar. Pero aún así, cierra. Al lado del cartel que anuncia la liquidación hay
otros varios que comentan la venta on line de alguna de sus secciones. Imagino que eso
sí seguirá.

No conozco al dueño (o dueños) de la empresa, y por supuesto no sé nada del motivo de
sus decisiones (aunque cabe suponer que si el negocio fuera ampliamente rentable no se
cerraría, salvo que estuviera por medio la jubilación). El dedicar a este hecho este artículo
tiene, para mí un carácter totalmente genérico de preocupación por la ciudad. Una ciudad
que siempre ha dicho apoyarse sobre los funcionarios, el turismo y el comercio, y que
ahora ve cerrar muchos de estos últimos sin ser sustituidos, salvo en un porcentaje
pequeño de casos.

Durante un tiempo se pensó que aquí las zonas comerciales se habían desplazado y que
por tanto la rentabilidad propia solo había cambiado de calles, pero hoy sabemos que esto
no ha sido así. O, al menos, no sólo así. El centro de interés comercial parece haberse ido
a otros lugares de la región y la venta on line, Amazon, etc parece haberle dado la (cuasi)
puntilla final. Hay quien dice que los altos precios de los alquileres tienen la culpa de todo.
No lo sé, pero no es probable que ese sea el único motivo. La escasa variedad de lo
vendible (es la pescadilla que se muerde la cola: a menor oferta, menos venta, y a menos
venta, menor oferta), la escasa capacidad de riesgo del comerciante local, e incluso la
falta (con excepciones, claro) de profesionalidad de los dependientes, son elementos que
boicotean el éxito de cualquier empresa con estas características. La mengua de la
capacidad de adquisición del comprador medio, durante, y aún después, de la pandemia,
viene a implementar toda la casuística anterior.

Parece que tenemos un problema. Y es importante. Por el bien de Cáceres espero que,
además de esos foros, organizados por gente del oficio, en los que se debate sobre estas
cosas, y esas celebraciones en donde todos se premian mutuamente, se emplee la
inteligencia y el bagaje profesional para buscar soluciones que no dejen convertirse a este
lugar en una ciudad dormitorio donde todo el mundo salga de compras hacia Badajoz. Si
aún fuera posible


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