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Una estudiante almendralejense participa en el programa ACÉRCATE del CNIC, del Dr. Fuster

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La almendralejense Alba Arias Pascual ha sido una de los ocho estudiantes seleccionados para recibir una beca para el programa ACÉRCATE, que organiza el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) dentro de su Plan de Formación CNIC-Joven.

Les acompañan en la aventura otros seis de los mejores estudiantes de bachillerato de España, con una media de 10 en 1º y 2º de Bachillerato. El objetivo de este plan, una apuesta personal del director general del centro, el Dr. Valentín Fuster, y de la Fundación Pro CNIC, es “atraer y formar a los jóvenes más brillantes desde las edades más tempranas para crear una cantera de investigadores de excelencia en el campo de la investigación cardiovascular”.

La convocatoria, abierta a bachilleres de todo el territorio nacional, se ha resuelto este año a favor de siete alumnas y un alumno de los 25 que reunían los requisitos y solicitaron participar en el programa. Además de participar en el día a día de un centro de excelencia en investigación como el CNIC, compartirán sus experiencias y sus dudas con los investigadores del centro, pero también con el Dr. Fuster, director del CNIC. El Dr. Fuster considera que empezar el programa de formación en etapas educativas tan tempranas es clave para atraer a los investigadores del futuro porque los jóvenes son el “futuro de la investigación en nuestro.

Durante los 15 días que están en el CNIC, los estudiantes realizarán diversas actividades que les ayudan a entrar en contacto con la investigación, como prácticas de transgénesis, medicina comparada, proteómica, genómica o bioinformática, entre otras actividades. Además, el último día del programa, han de realizar una presentación para sus investigadores supervisores.

Gracias a su abuela

Alba, que ha estudiado en el IES Arroyo Harnina, le debe en gran parte su vocación a su abuela, matrona de profesión, que, cuando ella era pequeña le contaba el funcionamiento del corazón de los bebés. Gracias también a que su padre le compró la colección de libros de “Érase una vez el ser humano”, y sobre todo a la serie de televisión, su curiosidad fue poco a poco aumentado. “Quería saber más y más, averiguar el por qué, ser capaz de ayudar…”.

Su pasión por la anatomía la hizo ver que cada día tenía más claro que valía la pena estudiar y luchar para poder entrar en medicina y dedicarle su vida al cuerpo humano que tanto le apasiona. Como ella misma señala, “es el mejor regalo de cumpleaños que nadie podría tener”, ya que el 23 de junio cumplió los ansiados 18.


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