Llega a Cáceres la exposición 'Los muros de la reivindicación ciudadana' para conmemorar 50 años de libertad en España

Una memoria pintada en Cáceres en los muros que hablaron por todos

Rómulo Peñalver, tres de mayo de 2025.- Los muros, a veces, gritan más que los discursos. Desde hoy y hasta el 20 de mayo, el complejo cultural San Francisco de Cáceres acoge una exposición que es, más que una muestra, una evocación urgente: “Los muros de la reivindicación ciudadana. España y Portugal en los albores de la democracia”. Una galería de memoria visual que recupera, medio siglo después, la voz rasgada de una ciudadanía que aprendió a gritar pintando.

La exposición, organizada por el Gobierno de España dentro de los actos de conmemoración de los 50 años de libertad democrática, aterriza en Cáceres con el impulso del Servicio de Memoria Histórica y Democrática de la Diputación Provincial. Sus muros, ahora colgados de silencio institucional, fueron antaño lienzos improvisados de rabia, esperanza, lucha y color. Murales que, a mediados de los años 70, tras la muerte de Franco, brotaron en paredes de barrios obreros, calles polvorientas y plazas recién despiertas.

En la inauguración, el presidente de la Diputación, Miguel Ángel Morales, recordó con emoción que “la dictadura murió en las calles”, citando a Nicolás Sartorius. Junto a él, los comisarios Giulia Quaggio, Cristina Pratas y Emanuele Treglia, y la historiadora Carmina Gustrán, comisionada del Gobierno, ofrecieron contexto y sentido a una muestra donde la historia no se contempla: se siente.

Los murales recogidos no solo hablan de España. También lo hacen del mundo que ardía más allá de nuestras fronteras: el Chile que lloraba a Allende tras el golpe de Pinochet; la Revolución de los Claveles que acabó con Salazar en Portugal; la Nicaragua insurrecta frente a Somoza. Eran tiempos en los que la política se escribía con brocha gorda y los sueños no cabían en boletines oficiales.

Las paredes españolas de aquel entonces, convertidas en foros espontáneos, recogieron desde mensajes contra el terrorismo de extrema derecha hasta llamados urgentes a las urnas, demandas de amnistía, memoria republicana o reformas sociales que nunca llegaban. Los “murales colectivos” eran gigantescos mosaicos de participación popular: en ellos aparecía la clase obrera, la mujer, el campo, la escuela, la paz y las libertades sexuales aún sin conquistar.

Morales destacó que “la democracia y la libertad no son eternas” y que es urgente llevar esta memoria a las aulas, a los más jóvenes. La Diputación, dijo, seguirá invirtiendo en recordar, porque no hay futuro sin conciencia del pasado. “Tenemos que hacer entender a las nuevas generaciones que todo esto costó mucho. Y que aún queda camino”.

Esta exposición es un recordatorio de lo frágil y valiente que fue aquel despertar. Una España en construcción, que aprendía a hablar en libertad escribiendo en las paredes lo que no podía decirse aún en voz alta.

Porque hubo un tiempo en que los muros no dividían: unían. Y hablaban por todos.