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Una victoria con sabor a advertencia: el PSOE de Cáceres frente a su espejo

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Editorial – Digital Extremadura. 11 de abril de 2025.- 

La reelección de Belén Fernández como secretaria general del PSOE de Cáceres, con un 66,1% de los votos, no puede leerse únicamente como una victoria interna. Tampoco como una simple continuidad. Se trata, más bien, del reflejo de una tensión latente en el socialismo cacereño, entre la inercia de una estructura consolidada y el murmullo persistente del cambio que aún no encuentra forma ni liderazgo alternativo.

Fernández ha ganado con holgura, sí, pero lo ha hecho enfrentándose a una candidatura crítica que, con José Antonio Romero Macarrilla al frente, ha logrado aglutinar más de un tercio del respaldo militante. Un 30,7% de votos en contra no es baladí. Es la expresión de una disidencia que, aunque minoritaria, existe y se organiza. Es también la señal de que el ciclo político iniciado en 2017 comienza a mostrar desgaste.

El socialismo cacereño ha vivido, en la última década, una paradoja difícil de gestionar: contar con una dirección fuerte pero con escasa proyección electoral real. Las sucesivas derrotas en el ámbito local o gobernar con una minoría dependiente y la dificultad para renovar su base militante son síntomas de una estructura que, aunque formalmente ordenada, pierde vitalidad frente a la sociedad civil. La militancia activa ha caído y la participación en esta asamblea —apenas el 46% del censo— lo confirma: hay una desconexión que no puede maquillarse con porcentajes de victoria.

El nuevo equipo de Fernández presenta una mezcla de perfiles técnicos y políticos que apuntan a una modernización de la maquinaria interna, pero sin cuestionar el modelo de poder vigente. No hay nombres disruptivos ni voces que representen el sentir de una ciudad en cambio, más allá de los gestos simbólicos hacia la juventud o la innovación. Se opta por la estabilidad, por la continuidad, por el control. Pero el contexto social pide riesgo, nuevas narrativas, mayor escucha.

A esto se suma la posición institucional de la propia Fernández, que ejerce como portavoz municipal del grupo socialista. Ese doble rol —orgánico y político— concentra responsabilidades pero también limitaciones. El PSOE de Cáceres necesita regenerar su propuesta no solo en los despachos del partido, sino en la calle, en los barrios, en los foros donde la política real toma forma. Gobernar el partido no es gobernar la ciudad, y la ciudadanía exige más que una estructura organizada: pide horizonte.

En este escenario, la dirección provincial, con Álvaro Sánchez Cotrina como secretario general, debería tomar nota. El municipalismo no puede ser un campo de supervivencia interna. Debe ser el laboratorio de un nuevo socialismo capaz de hablar el lenguaje del siglo XXI, de encarar los desafíos de Cáceres con propuestas valientes y con rostros capaces de conectar con una ciudadanía cansada de promesas vacías.

La asamblea de este jueves ha ratificado un liderazgo, pero también ha encendido una luz ámbar. El PSOE de Cáceres tiene rumbo, pero no tiene viento. Y sin viento, ni las mejores tripulaciones alcanzan puerto. Toca pensar, debatir y, sobre todo, escuchar.

Ánimo y suerte, ambos los va a necesitar, a la reelegida Secretaria General de la Agrupación Local del PSOE en Cáceres, Belén Fernández.


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