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Valverde recupera la normalidad entre voces que piden responsabilidades

CÁCERESVECINOS
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Eduardo Palomo. EFE. El ruido de máquinas y mangueras ha bajado hoy considerablemente con respecto ayer, aunque no ha desaparecido del todo. No obstante, las calles del centro, incluida la Plaza de España, ya muestran su mejor cara.

Por contra, la zona de la piscina municipal y las viviendas anejas todavía sorprenden a propios y a extraños, que siguen sin creerse que no hubiera daños personales.

La instalación deportiva aparece todavía hoy completamente sepultada por toneladas de piedra y barro. Lo cierto es que solo las escalerillas de acceso al vaso de la piscina, tapadas en más de un 70 por ciento, y las duchas exteriores rodeadas de escombros, dan a entender que hace dos días aquello era una piscina utilizada por cientos de bañistas.

Muy cerca de la piscina vive Manuel Fernández, con su mujer y su hija. Ellos tuvieron que ser desalojados por los servicios de emergencia, ya que su parcela fue una de las que recibió el impacto brutal de la riada.

Manuel, que fue profesor durante más de treinta años en Valverde, no puede reprimir las lágrimas al recordar unos momentos que ha calificado de «muy preocupantes y muy duros».

«No podíamos salir de casa y veíamos que el agua no dejaba de subir de nivel. Entonces pensamos que si se derrumbaba el muro, la casa se iba a venir abajo con nosotros dentro. Fueros dos horas muy duras», ha explicado a Efe.

Su parcela está completamente arrasada y su casa también tiene daños, pero el maestro todavía se preocupa por el estado de la vivienda de Pepa, su vecina, a la que intentaron ayudar, aún a costa de su integridad física.

«Aún estamos en estado shock, pero espero que dentro de un tiempo nos acordemos de esto como una pesadilla que se ha superado, como también espero que las autoridades estén a la altura, como han prometido», ha agregado.

Si el sentimiento general de la jornada de ayer era de alivio, ante lo que pudo ser una gran tragedia y finalmente no fue, 24 horas después los vecinos han comenzado a pedir explicaciones en alto. Algunos van más allá y piden responsabilidades.

La propia alcaldesa, Nathalie Victoria Deprez, ha asegurado hoy que el Gobierno regional tenía constancia de que la balsa de abastecimiento sufría deficiencias.

«Yo no sé la responsabilidad de quién es, pero creo que se deben depurar responsabilidades porque ha habido un problema en mi municipio y ayer fue un día muy negro», ha sentenciado


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