Vanesa Martín convierte Mérida en su casa bajo las estrellas
La artista malagueña enamora a un público entregado en una noche inolvidable del Stone&Music Festival, donde la historia y la música se fundieron en un abrazo eterno.
Rómulo Peñalver, Mérida, sábado 7 de junio. Las piedras milenarias del Teatro Romano vibraron como pocas veces lo han hecho en sus siglos de historia. Vanesa Martín volvió a pisar uno de sus escenarios más queridos —como ella misma confesó—, y lo hizo con una fuerza serena, blanca, sincera. Con su gira ‘Casa Mía Tour 2025’, la artista malagueña llenó de emoción, poesía y verdad cada rincón del monumento emeritense.
“Siempre que en la gira está el Teatro Romano de Mérida, yo estoy mucho más feliz”, dijo nada más empezar, como quien regresa al lugar donde fue feliz y quiere volver a serlo. Y lo fue, junto a un público que cantó, lloró y celebró con ella una noche que quedará grabada en la memoria colectiva del festival.
Una mujer, un escenario, un universo entero
Vestida completamente de blanco —pantalón vaporoso, camisa oversize y un delicado body de encaje— Vanesa Martín salió al escenario como quien no necesita más decorado que la historia viva del lugar. Abrió la velada con ‘Hábito de ti’ y ‘De tus ojos’, dos golpes directos al corazón, y a partir de ahí, desgranó su nuevo álbum con solvencia y alma, sin olvidar los himnos que han marcado su carrera.
‘Complicidad’, ‘No nos supimos querer’, ‘La piel’… cada canción era una pequeña confesión, un puente entre la artista y su gente. Pero fue ‘Y vuelo’ la que desencadenó el momento más mágico: Vanesa se bajó del escenario y recorrió el graderío entre abrazos, selfies, lágrimas y voces entrelazadas con la suya.
Un regalo, un niño, una verdad que conmueve
En plena emoción, Miguel, un pequeño fan, sorprendió a la cantante con una chaqueta personalizada. “Soy tu fan número dos, la número uno es mi hermana”, dijo con ternura, provocando carcajadas y lágrimas. Lola, su hermana, apareció segundos después para abrazarla y entregarle el regalo, en un gesto que selló la complicidad absoluta entre la artista y su público. Vanesa, con los ojos vidriosos, les devolvió un abrazo que fue ovación.
“Aquí no hacen falta pantallas”
Sin artificios, sin pantallas LED, sin efectos grandilocuentes. Vanesa lo dejó claro:
“En mis conciertos suelo llevar pantallas que cuentan una historia; aquí no hacen falta, aquí es mucho más importante lo que hay.”
Y ese “lo que hay” era verdad, piedra, noche, emoción y música.
Una despedida de fuego lento y alma encendida
La recta final del concierto fue un crescendo emocional que dejó a todos con la piel erizada. Con ‘Aún no te has ido’, ‘Intimidad’, y unos bises coreados con pasión —‘90 minutos’, ‘Arráncame’, ‘Cómo te digo’—, Vanesa Martín firmó una actuación apoteósica, limpia y honesta, como su música, como su voz, como su manera de estar en el mundo.
Cuando el alma canta, las piedras responden
Vanesa Martín no solo ofreció un concierto. Ofreció una lección de sensibilidad, talento y humanidad. En el Teatro Romano de Mérida, donde siglos atrás se hablaba en latín y se recitaba tragedia, anoche se habló de amor, heridas, esperanza y abrazos sinceros. Y se habló en forma de canción.
Porque cuando la emoción es verdadera, ni el tiempo ni la piedra pueden con ella.