Rómulo Peñalver, 15 de abril de 2025.- *La Revuelta* ha logrado consolidarse como un fenómeno en la franja del *access prime time*. El programa presentado por David Broncano ha conseguido lo impensable: desafiar la hegemonía de *El Hormiguero* y devolver a TVE una posición competitiva en un horario clave.
El secreto de este éxito radica en su tono desenfadado y su capacidad para borrar las líneas de lo políticamente correcto. En más de una ocasión, el programa ha recibido reprimendas públicas, lo que pone de manifiesto el delicado equilibrio entre la libertad creativa y la responsabilidad social.
El caso más reciente involucra a Guillermo Fernández Vara, ex presidente de la Junta de Extremadura y actual vicepresidente segundo del Senado. A través de un mensaje en X (antes Twitter), Fernández Vara, quien padece cáncer de estómago, hizo una llamada respetuosa al equipo de *La Revuelta* para que eviten bromas relacionadas con el tiempo de vida de las personas que enfrentan esta enfermedad. “Soy un asiduo seguidor de *La Revuelta* y valoro mucho a David y al equipo que lo hacen posible. Me permito un ruego. No hagáis bromas con el tiempo de vida que le pueda quedar a la gente que está enferma de cáncer. Sólo es un ruego”, escribió.
El político extremeño, una figura clave en la defensa de la sanidad pública, ha utilizado su experiencia personal para subrayar la importancia del sistema de salud. Durante el XV Congreso Regional del PSOE de Andalucía, Fernández Vara declaró: “Estoy vivo porque tenemos el sistema público que tenemos”. Sus palabras, cargadas de gratitud y reflexión, resuenan como un recordatorio del impacto que las políticas públicas tienen en la vida de los ciudadanos.
La petición de Fernández Vara no solo pone en evidencia los desafíos éticos del humor en los medios, sino que también invita a una reflexión más amplia sobre los límites de lo permisible en la televisión. Mientras *La Revuelta* continúa cosechando éxitos, el debate sobre el equilibrio entre entretenimiento y sensibilidad social sigue abierto.
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