Parece que en numerosas ocasiones las empresas de publicidad no tienen en cuenta la psicología de los receptores, que deben parecerles poco inteligentes o débiles. Con frecuencia presentan unos anuncios verdaderamente inaceptables y eso que lo que pretenden es persuadir para la adquisición de un determinado producto. No hay, o no lo parece, control de los desafueros.
Es criticable y por ello debe rechazarse, un mensaje que para publicitar un producto cárnico o una empanada presenta a una adolescente recriminando a su padre porque tienen que irse a un piso de inferior categoría .La joven utiliza un reproche violento que se acerca a la grosería y un desprecio indignante. Resulta que cuando la madre de la familia aparece con la merienda de la marca, todos se muestran contentos y unidos. Recientemente se ha emitido el relato de un joven que ilustra a su padre comunicándole que le ha rayado el coche y el progenitor se muestra sonriente ante la comida anunciada.
Son malos ejemplos que distorsionan la realidad, perjudican la educación y el respeto .Lo que no se comprende es como el anunciante cree que puede resultar atractivo. Tampoco tienen sentido las marca de colonias o perfumes que usan a hercúleos hombres o mujeres muy sofisticadas realizando actos increíbles como lanzarse al vacío, escalar montañas, subir grandes tramos de escaleras y al final la recompensa es unas friegas del perfume, incluso tienen el acierto de caer sobre una barca en la que duerme un retocado galán.
Se ha aprobado recientemente un Código de Conducta aplicable a la actividad publicitaria y a la protección de datos para velar por una publicidad “responsable, veraz, legal honesta y leal”.
Hay que recordar que en nuestro país en años pasados hubo magníficas agencias publicitarias que supieron atraer al consumidor como el de las medias de mujer anunciadas por un futbolista o las infusiones que tenían el nombre del producto y servían para declarar amor: Te amo, Felipe y en su lugar el nombre de lo anunciado. El más importante fue el que promovía la donación de sangre, que resultó muy efectivo, produjo un gran aumento de las donaciones.
Por otra parte, la utilización de los menores debe ser controlada por respeto a toda la sociedad. Bienvenida será la ley de la infancia, pero entre tanto hay que señalar situaciones estrambóticas. En el descanso de un programa infantil no debe introducirse el anuncio de una película de cruda violencia. Una negligencia intolerable. Algunos anunciantes colocan a unos niños como viejos superdotados y a otros que no se enteran del contenido. Un niño no capta que su madre le explica que tiene novio como si el niño fuera tonto .Otro ejemplo que por suerte ha desaparecido ante la denuncia de algunas consumidoras, una niña reserva los postres especiales para su padre porque trabaja mucho y para su madre porque es muy buena.
Es sabido que muchos clientes envían protestas a las marcas anunciadoras reseñando los disparates que no responden a la verdad o por el contrario que declaran unas ventajas que se advierten imposibles. Es sabido que sus llamadas de advertencia son acogidas.
Esperemos que el nuevo año, presente los productos con veracidad, sin aspavientos, con el compromiso deontológico necesario para no tener resultados negativos y que se aplique el Código de Conducta que siempre es un apoyo para le ética publicitaria.
David Ogilvy ,considerado el padre de la moderna publicidad, dijo que un buen anuncio es aquel que vende una cosa sin llamar la atención sobre sí mismo.
Tenemos también que rechazar la llamada publicidad subliminal que intentó generar un impacto en la audiencia .Se trataba de emitir un sistema dirigido al subconsciente que afortunadamente ha sido desplazado de la propaganda ordinaria.
Lo importante es el respeto, el equilibrio o el resultado será contrario a lo pretendido.