Una empresaria de gran nivel manifestó no hace mucho tiempo que era un error contratar a mujeres entre 25 y 45 años, época de fertilidad y por tanto de descanso por maternidad. Luego se retractó por las críticas severas recibidas por esta declaración maltusiana. Esta opinión es flagrantemente discriminatoria lo mismo que si dijera que no debía contratarse a los hombres mayores de 50 años a causa de las enfermedades masculinas más comunes en esta etapa de su vida.
Las mujeres no tienen que ser relegadas en ningún trabajo o función, han demostrado su preparación en todos los ámbitos y en todos los países del mundo. Recordemos a las madres africanas trabajando en el campo y cargando provisiones en los cestos de más de 30 kilos con los niños a la espalda a los que dan todo su cariño a pesar de las dificultades y es admirable el sistema de entregas de microcréditos que reciben de la Unión Europea, como el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Las beneficiarias crean pequeñas empresas con gran iniciativa y devuelven lo prestado con puntualidad. En diferentes sectores laborales vienen demostrando su competencia. Son muy estimadas las que recogen aceitunas, envasadoras, enfermeras, maestras, ingenieras, farmacéuticas, médicas que realizan su actividad con excelentes resultados.
La incorporación plena de mujeres a la cúpula de cualquier empresa le añade un valor absoluto, no es un lujo, es asumir la equidad para un mejor futuro, por cuanto realizan funciones de trascendencia social en su vida ordinaria y en situaciones especiales como se ha comprobado en esta cruel etapa de epidemia.
La Comisión Europea manifestó hace tiempo que su objetivo concreto para el año 2020 era que los Consejos de Administración incorporaran al menos el 40% de mujeres. No era una cuota, sino una necesidad, considerando beneficioso que se cuente con las decisiones de mujeres profesionales, muy bien formadas. En Italia se incorporaron a los Consejos de Administración en el año 2011 con efectos muy positivos. La Subdirectora del Banco de España declaró a estos efectos que la institución alcanza el 40% en los mandos intermedios, lo que a su juicio es un dato “esperanzador”.
Hay países que aunque lentamente están más cerca de este objetivo como Finlandia y Suecia pero otros van muy rezagados. Sin ir más lejos España. No tiene sentido que las mujeres tan bien preparadas se queden al margen de los órganos de decisión con algunas excepciones: un ejemplo es Telefónica que llega a un 38% superando a sociedades internacionales como Facebook o Google.
Pasan los años y cambian las cosas pero exasperadamente despacio. La igualdad parece un objetivo irrealizable. Sigue siendo noticia que se nombre a una mujer directora de un banco, una macroempresa, llegue a dirigir un hospital, presida un Tribunal de Justicia o la Guardia Civil. Nos hemos acostumbrado a aceptar con resignación los asesinatos de mujeres a manos de su pareja. La mujer no importa en la sociedad. Su trabajo dentro y fuera del hogar, soporte de la vida familiar es invisible.
Hay que corregir el atraso de siglos. En el pasado, una familia de escasos recursos solo podía dar estudios a uno de los hijos y se elegía al varón, aunque las hijas fueran superdotadas. Un ejemplo aunque remoto fue la zaragozana María Andrea Casamayor de la Coma, muy capacitada en matemáticas que tuvo que publicar su obra “El Tirocinio matemático sobre las cuatro reglas llanas”, masculinizando su nombre.
El trabajo doméstico recae casi exclusivamente sobre las mujeres, así como el cuidado de los niños y de los que sufren discapacidad en las familias. Es una pena porque los hombres se están perdiendo la satisfacción que produce cuidar a los hijos y ocuparse directamente de las tareas del hogar con intensidad.
Tanto las sociedades como las empresas tendrán mejores resultados si utilizan el talento y la experiencia de las mujeres en los Consejos de Administración. Acoger la perspectiva de la mitad de la población contribuye, sin duda, a tomar mejores decisiones.
LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN