No hay duros a cuatro pesetas, no insistan

No hay duros a cuatro pesetas, no insistan

OPINIÓNCÁCERES
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Resulta poco menos que imposible pedir heroísmo a quien no lo valora, valentía a los cobardes, o inteligencia a los torpes. Afán de trabajo a los vagos de cuna y competencia a los incompetentes. Porque nadie puede ofrecer lo que no tiene. Tardé en enterarme. Y todo por un voluntarismo excesivo, fruto de la fe. Que a veces mueve montañas pero no siempre.

Hay lugares que tienen muy difícil el cambiar de normas de conducta, carecen de líderes
y viceversa: éstos últimos no existen porque para ello deben existir también unas
condiciones sociológicas que no hay. Cuando en determinados momentos se han
elaborado proyectos deportivos o culturales que sirvieron de revulsivo a toda una
comunidad, se ha abandonado a los promotores, a la primera decepción sufrida, se les ha
apedreado dejándolos solos ante el peligro y se ha utilizado la experiencia como una vía
de queja constante y melancólica, en vez de apoyar a quienes iban en primera fila con la
bandera del compromiso, y continuar peleando por un sueño.

Y luego están las interferencias, desde cada torre de marfil creada. El señor de cada
castillo lanza al vuelo sus cantares, más o menos bienintencionados, sin coordinarse
verdaderamente con los demás y como en cada partido existe una jerarquía pues
encontramos la aceptación implícita de los subordinados orgánicos, que no tratan de
ajustar lo anunciado a bombo y platillo pues ni siquiera previeron de antemano lo que el
jefe correspondiente iba a decir.

Para poder hacer algo realmente útil al bienestar de una localidad hay que poner los oídos
fuera, más que dentro, aprender de los mejores, estudiar lo que se construye en otras
zonas de mayor progreso. Ahora bien, sentarse en el sillón a esperar que los proyectos se
forjen por si solos, no suele ser eficaz. Esa manera protectora de gobernar de algunos
gobernantes está ampliamente desfasada, pues es imposible llegar con fondos del erario
público a todos los rincones, lo que genera una gran frustración en la mayoría de los
gobernados y demasiado servilismo en el resto. No hay duros a cuatro pesetas, no
insistan. Por eso, es absurdo que nos digan que son intereses espirituales los que
originan un proyecto, o que una remodelación, mezclándolo todo, es una ventaja para los
sectores específicos. Cultura con Sanidad, por ejemplo.

Se echa en falta la labor profunda y sistemática de la oposición, Si no son capaces de
actuar como tales, estudiando, investigando, reclamando, etc, mucho menos podrán ser
alternativa de gobierno. La pandemia no puede ser el pretexto para estar callados,
huidizos y sin prepararse. Más bien, al contrario. Debería de servir para hacer o reclamar
cambios paulatinos en la metodología de trabajo, en la forma de los servicios, etc.
Tendrán que insistir mucho para que nos creamos que pueden hacerlo mejor. Falta un
modelo de ciudad. No lo tienen ni los unos, ni los otros, pero lo que es peor, no lo tiene la
institución correspondiente ni tampoco los vecinos. Así que ya es hora de interesarse por
ello. Y volver a empezar


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