Rómulo Peñalver, 2 de mayo de 2025.- Desde este jueves y hasta el domingo, el corazón de Trujillo vuelve a latir al compás del mejor queso artesanal del país. La 38ª edición de la Feria Nacional del Queso ha desplegado su sabor en la histórica Plaza Mayor de la ciudad, con un protagonista indiscutible: Extremadura y sus inconfundibles joyas lácteas.
La Junta de Extremadura, a través de la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes y su Dirección General de Turismo, no solo ha acudido como invitada, sino como anfitriona de una propuesta que entrelaza identidad, sabor y estrategia turística: la Ruta del Queso de Extremadura.
En un espacio especialmente diseñado para informar y seducir, se dan a conocer las diferentes experiencias de las Rutas Gastronómicas Sostenibles, un modelo de turismo que pone en valor lo rural, lo artesanal y lo auténtico. Porque aquí no se trata solo de degustar, sino de vivir el queso: visitar queserías, hablar con pastores, dormir entre encinas, o brindar con un cava extremeño al caer la tarde.
Precisamente este año, como novedad, se han organizado dos catas maridadas de queso y cava, programadas para este viernes 2 de mayo, a las 13:00 y a las 17:00 horas. Una propuesta tan atrevida como acertada que une la cremosidad de la Torta del Casar, la personalidad del Queso Ibores, la delicadeza del Queso de la Serena y la potencia del Queso de Acehúche con el frescor burbujeante del cava de la Ruta Ribera del Guadiana. Para participar, basta con inscribirse en el stand de la Ruta del Queso una hora antes. Pero eso sí: las plazas son limitadas y el apetito, inmenso.
En total, doce queserías extremeñas del club de producto turístico participan este año en la feria, mostrando sus elaboraciones tradicionales, mimadas con leche cruda, manos expertas y tiempos que no se aceleran. Porque si algo se saborea en esta feria es el lujo de lo lento, de lo que se hace bien y sin prisa.
Detrás de estos quesos hay un ecosistema completo. Actualmente, el club Ruta del Queso cuenta con 171 socios: queserías, fincas ganaderas, alojamientos rurales, bares, restaurantes, tiendas gourmet, museos, guías especializadas y otros productores gastronómicos que forman una red viva. Son los que permiten que el turista, además de comer queso, pueda entender de dónde viene, cómo se cuida una oveja merina o cómo se prensa una pasta láctica con siglos de historia.
El impulso a esta red forma parte de una estrategia mayor: las Rutas Gastronómicas Sostenibles impulsadas por la Dirección General de Turismo. Bajo este modelo, Extremadura articula tres rutas troncales —queso, ibéricos y aceite— a las que se han sumado 413 empresas. Todas ellas trabajan para ofrecer experiencias de turismo de calidad, con sello propio y con un ingrediente común: el producto como narrador del territorio.
En colaboración con la Ruta del Vino y Cava Ribera del Guadiana, estas rutas no solo buscan aumentar el flujo turístico, sino que pretenden fijar población, dinamizar el mundo rural y convertir la gastronomía en una herramienta de desarrollo sostenible.