“De paño y piel” investiga en las formas de vestir de las clases populares de Villanueva de la Serena y su comarca

El trabajo, de Eduardo Acero, hace el número 33 de la revista extremeña de folklore “Saber Popular” que edita la Diputación de Badajoz

El número 33 de la revista extremeña de folklore “Saber Popular” que edita la Diputación de Badajoz en la Imprenta Provincial acaba de ver la luz bajo el título “De paño y piel”, investigación de Eduardo Acero sobre la indumentaria tradicional de Villanueva de la Serena y su comarca. El trabajo preliminar a esta obra fue galardonado en 1990 con el premio “García Matos” su su cuarta edición.

 

      Indica su autor que de aquel trabajo inicial “se ha llegado a este otro más completo y extenso donde se catalogan prendas de vestir” de la comarca de la Serena que las asociaciones y grupos folklóricos han mantenido hasta hoy con las variaciones producidas durante su evolución.

 

     Para presentar la revista se han dado cita en la Diputación de Badajoz, además de Acero, el diputado-delegado de la Imprenta Provincial, Manuel Borrego; su coordinador, Miguel Bolaños; el director de la publicación, Juan Rodríguez Pastor; y el presidente de la Asociación Extremeña de Folklore, Francisco Muñoz.

 

   Esta indumentaria, explica su autor, se caracteriza por la evolución que ha tenido a lo largo del tiempo, determinada sobre todo por la propia historia, la llegada del ferrocarril y la trashumancia.

 

    Eduardo Acosta comenzó a interesarse por la indumentaria tradicional de Villanueva cuando entró a formar parte del grupo “Cogolla” y le indicaron que los trajes utilizados eran los que se usaban antiguamente, una la explicación que no llegó a convencerle y espoleó su curiosidad e interés para iniciar su labor investigadora. El resultado es este libro, elaborado tras muchos años de visitar bibliotecas y conversar con vecinos de la localidad.

 

    Se trata, pues, de un estudio evolutivo y antropológico del traje folklórico, donde se mezclan prendas de diferentes épocas. Según Acero, “la indumentaria tradicional comienza a extenderse en el siglo XVIII, afianzándose en el XIX, y en el que se indica por dónde se debe ir a partir de ahora en el mundo de la indumentaria tradicional, que en el caso de la provincia pacense recibe influencias de Ciudad Real, Córdoba y Sevilla”.

 

    En la evolución y variaciones de estos trajes fueron determinantes las modas extranjeras que influyeron en España durante la dinastía de los Austrias y los primeros Borbones, apreciándose por ejemplo en algunos adornos caracterizados por multitud de ojales y botones, en las aplicaciones y delicadeza de los picados, en los cosidos y en los bordados en blanco de la ropa interior. También fueron cambiando los colores, de los oscuros y más sobrios a toques de color y tejidos más ligeros, sobre todo para los periodos estivales. A estas influencias hay que añadir las modas urbanas del XIX con el miriñaque y el polisón, además de los tejidos escoceses y los “de indiana”. A partir de 1940, la sección femenina de Falange configuró uniformes para vestir a las componentes de los grupos de coros y danzas. Extinguida esta organización, sobre 1976, fueron las agrupaciones folklóricas las responsables del estudio y difusión del vestuario tradicional.

 

     Con una tirada de mil ejemplares, este número de la revista se puede adquirir a través de las diferentes asociaciones de folklore de  Extremadura.