EL ESCÁNDALO DE LAS FOTOGRAFÍAS DE MÉRIDA

“Una imagen vale más que mil palabras”, y eso es lo que en las redes sociales varios ciudadanos han mostrado con unas fotos-denuncias que no pueden rebatir con ningún tipo de comentario y/o excusa, ningún concejal del ayuntamiento de Mérida, por más que lo intenten.

 

A finales del mes pasado, muy a mi pesar, ante la vergüenza ajena y la vergüenza propia de subir unas imágenes sobre una realidad que acecha a Mérida, justo media hora después de subir las primeras fotografías, saltaron las alarmas y un inmenso número de ciudadanos ayudaron a compartir y difundir la situación de algunos parques, calles y plazas que se encuentran en un estado lamentable. Tal fue el éxito de las fotos-denuncias que en seguida, otros ciudadanos siguieron el ejemplo y se tomaron la molestia de hacer lo propio con la situación en otros puntos de la ciudad. Y no solo eso, algún concejal mostró su rabia con un “post” que dejaba mucho que desear. Más o menos venía a criticar que esas imágenes aparecieran en las redes sociales y mostraba su molestia por la publicación de la mismas (más molestos están los ciudadanos con el contenido de las mimas, que son una realidad).

 

Es curioso que en estos casos un concejal se enfade ante una realidad de la cual él es corresponsable, pues es responsabilidad del Equipo de Gobierno, mantener el mobiliario urbano en perfectas condiciones o al menos, en condiciones decente.

 

En mi caso particular, como he hecho siempre, mis críticas van dirigidas con el único objetivo de abrir debates, opinión y crear conciencia por cosas que mejorar. No podemos permitir ni los ciudadanos, ni aquellas personas que tenemos el privilegio de escribir y/o trabajar en medios de comunicación, que estas cosas pasen por alto.

 

Un concejal que se cabrea porque varios ciudadanos suben fotos de mobiliario urbano y zonas públicas en mal estado, dice mucho del interés que realmente le mueve para estar donde está, porque lo más normal hubiera sido tomar nota y preocuparse por la situación que los ciudadanos, incluido yo, denunciamos.

 

Una de las cosas que he dejado claras en mis publicaciones es que no concibo cómo es posible invertir dinero público en unas instalaciones que después no se pueden mantener. Para terminar, cabe destacar el olvido patológico de los que acceden a un cargo público y que en más de una ocasión, acudieron a colectivos y asociaciones de vecinos para recabar fotos de mobiliario y zonas públicas en mal estado, con el objetivo de utilizarlas para atacar, entonces, desde la oposición.