EL VIAJE DE CARLA

La activista LGTB y diputada regional del PSOE en Madrid, Carla Antonelli, tiene, según los mensajes que ha recibido en su cuenta de Twitter, los días contados. Así, como el que no quiere la cosa, está amenazada de muerte. Y lo está por el simple hecho de ser ella, Carla; una activista LGTB que hace poco estuvo en tierras extremeñas presentando el documental que narra su vida “El Viaje de Carla”, dirigido por el periodista, Fernando Olmeda.

 

Si ya de por sí la vida de Carla, como la de muchos españoles igual que ella, no ha sido fácil, ahora quieren complicarla más, hasta el punto de querer acabar con su viaje. Es indignante como asesinos, maltratadores, homófobos y xenófobos campan a sus anchas por las redes y por las calles de este país. España no castiga como es debido al delincuente o asesino; España, enseña a esconder a la víctima; la adiestra para que sepa huir. Lamentable, ¿verdad?.

 

Si eres mujer y eres maltratada, el Estado pone todos los medios a su alcance para alejarte del verdugo: casas de acogida, localizadores, teléfonos… todo lo habido y por haber que ayude a la víctima a huir. Y me da la impresión que esto es lo que pasará con Carla, con la dificultad añadida de ser una persona famosa. Me consta que tiene dos ovarios para enfrentarse a esto y a todo lo que le venga, porque así es su viaje. Pero también tengo muy claro que todas aquellas personas que podrían facilitar el trayecto de su viaje, no hacen absolutamente nada que no vaya más allá de parchear leyes. Desde el momento en el que hay unas amenazas probadas, la persona que amenaza debería ir a prisión.

 

Este país que tanto defiende los Derechos Humanos, se olvida, por ser más papista que el Papa, que las víctimas son las que sufren. Solo espero que este sea un capítulo más en la vida de Carla. Una vida que nadie tiene derecho a arrebatar y de la que, desde este mismo momento, opino que es responsable el Estado, que es quien debe garantizar la integridad, la defensa y la libertad de todos los ciudadanos ante tanto maleante. Pero, ¿qué esperar de un país que es capaz de permitir que con sus leyes haya terroristas dando mítines y visitando parlamentos?.