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Decálogo de los que trabajan por la paz

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El Papa Benedicto XVI nos ha regalado un precioso mensaje en la jornada de la paz de 1 de enero de 2013, titulado: “Bienaventurados los que trabajan por la paz”. De su rico contenido podemos extraer un decálogo para los trabajadores por la paz:

XI Marcha por la Paz- 22-12-2012

1º. Para llegar a ser un auténtico trabajador por la paz, es indispensable cuidar la dimensión trascendente y el diálogo constante con Dios, Padre misericordioso, mediante el cual se implora la redención que su Hijo Unigénito nos ha conquistado.

2º. El que trabaja por la paz, según la bienaventuranza de Jesús, es aquel que busca el bien del otro, el bien total del alma y el cuerpo, hoy y mañana.

3º. Auténticos trabajadores por la paz son los que aman, defienden y promueven la vida humana en todas sus dimensiones: personal, comunitaria y transcendente. Quien quiere la paz no puede tolerar atentados y delitos contra la vida.

4º. Los que trabajan por la paz deben reconocer y promover la estructura natural del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, frente a los intentos de equipararla desde un punto de vista jurídico con formas radicalmente distintas de unión.

5º. Los que trabajan por la paz deben vigilar por el reconocimiento del derecho al uso del principio de la objeción de conciencia con respecto a leyes y medidas gubernativas que atentan contra la dignidad humana, como el aborto y la eutanasia.

6º. Los que trabajan por la paz deben exigir que «se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos, o lo mantengan». Un trabajo basado en los principios éticos y valores espirituales, que robustezca la concepción del mismo como bien fundamental para la persona, la familia y la sociedad.

7º. El que trabaja por la paz, en la actividad económica, se configura como aquel que instaura con sus colaboradores y compañeros, con los clientes y los usuarios, relaciones de lealtad y de reciprocidad, buscando el bien común y el beneficio de las generaciones presentes y futuras.

8º. La solicitud de los muchos que trabajan por la paz se debe dirigir a atender la crisis alimentaria, mucho más grave que la financiera.

9º. Los que trabajan por la paz están llamados a cultivar la pasión por el bien común de la familia y la justicia social, así como el compromiso por una educación social idónea.

10º. Los constructores de la paz han de proponer y promover una pedagogía de la paz y del perdón.

El Papa nos invita, por último, a rezar la oración de los que trabajan por la paz: “la oración con la que se pide a Dios que nos haga instrumentos de su paz, para llevar su amor donde hubiese odio, su perdón donde hubiese ofensa, la verdadera fe donde hubiese duda” (San Francisco de Asís, Oración simple).

Ramón Piñero Mariño, Profesor de Ética Social Cristiana


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