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HABLANDO DE POLÍTICA: LA POLÍTICA Y SU LENGUAJE.

OPINIÓN
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Dentro
de la amplitud que es en sí el término “lenguaje” (en este
caso, nada que ver con lengua/idioma) hay un aspecto muy destacado y
estudiado por los lingüistas que es el término llamado “uso del
Lenguaje” así como el de “tipos de Lenguaje” en sus múltiples
variantes donde podemos hablar de lenguaje matemático, lenguaje
científico, lenguaje técnico, lenguaje periodístico, etc. pero
centrándonos en el tema, en esta ocasión quiero hablaros de lo que
se ha llegado a denominar como el “lenguaje político” ó “el
uso del lenguaje en Política”.


En
términos lingüísticos hay dos tipos de lenguaje: el lenguaje
verbal y el lenguaje no-verbal. El primero atiende al lenguaje
hablado en sí mismo, es decir, aquel que se conoce como lenguaje
oral (hay otro que es, evidentemente, el que ahora mismo estoy
utilizando que es el lenguaje escrito) y el segundo, se refiere a
todo lo que tiene que ver con el lenguaje de los gestos, los signos,
los símbolos que hacemos con el cuerpo para acompañar o ayudar al
propio lenguaje verbal.


En
este sentido, en Política (como en otras disciplinas donde el
lenguaje oral cobra mucha importancia) este tipo de lenguaje no sólo
se centra en todo aquello que un político pueda decir con su voz
sino también con sus gestos y no sólo los que haga con las manos
sino también con la cara o alguna otra parte del cuerpo.


Centrándonos
en la Política de nuestro país tenemos varios ejemplos de políticos
muy destacados que han sabido dominar el lenguaje tanto verbal como
no- verbal de manera muy notable e incluso de manera impecable y para
no irme demasiado atrás en el tiempo y ayudándome de mi memoria
visual puedo recabar de ella recuerdos de frases de políticas
famosas como “puedo prometer y prometo” de Adolfo Suárez, la
muletilla famosa de Felipe González “y por consiguiente” ó la
palabra “cambio” tan en el ADN del PSOE siempre que es el santo y
seña del propio partido desde los inicios de la Democracia reciente
aunque me atrevería a decir, que lo ha sido desde su fundación allá
por el año 1874 de la mano de Pablo Iglesias, también puedo
destacar a políticos como José María Aznar que disfrazaron la
realidad cuando habló del “Movimiento de Liberación Vasco”
cuando en su momento autorizó contactos en realidad con ETA, es
decir, que lo que llegó a utilizar verbalmente fue un eufemismo, un
recurso lingüístico muy usado en Política para eso que yo he
llamado “disfrazar la realidad” con una habilidad impresionante
aunque, eso está en el debe de cualquier político que se precie sea
del signo político que sea, lo cual casi nunca es bien recibido por
el resto de la sociedad.


Si
tuviera que destacar de la actualidad a alguien que domine de manera
muy eficiente todo lo que tiene que ver con la comunicación verbal y
no verbal, me quedaré con alguien que siempre ha sido para mí uno
de los mayores “estrategas de la palabra” y este no es otro que
el Secretario General de mi partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque
quiero pensar que él lo ha aprendido muy bien gracias a Felipe
González y Alfonso Guerra (al que defino como “la materia gris”
del PSOE de su tiempo) aunque, si bien es cierto, he de destacar que
entre Felipe González y Alfonso Guerra hay matices verbales sobre
todo en la intensidad con la que usan su voz y cierto es que una
mezcla en el uso verbal y no verbal entre Felipe y Alfonso daría
como resultado, en mi opinión, un compuesto entre lo técnicamente
correcto y lo despiadado y originalmente correcto en el lenguaje
político y si habláramos de sobriedad en las palabras, debo
rescatar de mi memoria al ya citado con anterioridad aquí, Adolfo
Suárez González pues él, gracias a la experiencia previa que tenía
de haber sido Director de RTVE, dominaba en aquellos tiempos la
cámara de tal manera que parecía que la cámara y él habían
estado juntos casi desde el nacimiento de uno de los políticos más
brillantes que hayamos tenido jamás.


Ríos
de tinta se han escrito sobre este tipo de lenguaje y es que si
hablamos del lenguaje utilizado en los carteles de campaña ahí
tenemos ejemplos notables de una campaña de marketing original y
perfecta en términos electorales como el cartel del PSOE en 1982 con
un Felipe joven, cercano que invitaba a los españoles de la época a
sumarse a su proyecto “por el cambio” ó más reciente las
campañas del PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero con “ZP” o
simplemente la “Z” que fue incluso motivo para hacer el atril de
intervenciones de la Campaña de 2008 donde, al igual que en 2004
resultara ganador prometiendo que España llevaría un “cambio
tranquilo”.


Pero
no quiero acabar sin hacer una crítica en general a todos los
políticos con una pregunta: ¿cómo se podría mejorar el lenguaje
de ellos para que el ciudadano lo percibiera como algo más cercano?
¿cómo es posible que un ciudadano pueda interpretar los “silencios”
de Mariano Rajoy en una entrevista? ¿acaso un silencio es una huída
hacia adelante por no saber realmente cómo afrontar un problema como
el que estamos viviendo actualmente o un intencionadísimo silencio
encaminado a callar lo que se está haciendo?.


Dejando
esas reflexiones en forma de pregunta, me despido no sin antes decir
que si un día iniciara mi andadura política espero ser dueño de mi
silencio y de mis palabras haciendo cómplice al ciudadano de todo lo
que diga pues entonces, habré conseguido ser un político que además
de ser buen gestor, también ser algo que además de lo anterior es
Alfredo Pérez Rubalcaba un brillante “explicador” (permítame el
lector esta palabra aunque no venga en el diccionario) de las cosas
ahora que tanta falta nos hace a todos los españoles para saber sin
duda qué pasa en cada momento.


Y
es que en Política, como en el resto de disciplinas, las palabras no
sólo “dicen” sino que “hacen” y eso que hacen es provocar en
el ciudadano reacciones muy diversas. 



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