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La moda salta de la pasarela al cine

OCIO Y SALUD
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La simbiosis entre la moda y el cine no acaba en la alfombra roja. La historia del séptimo arte está plagada de saltos de la pasarela a la gran pantalla como los que protagonizan Prada, que vestirá al «Gran Gatsby» de Baz Luhrmann, o David Delfín, que ha ideado parte del vestuario de la nueva cinta de Pedro Almodóvar.

La polifacética Miuccia Prada no
se ha resistido a colaborar con Luhrmann («Moulin Rouge») en su nuevo
y colorido proyecto, con el que reinterpreta el clásico de la literatura
norteamericana, para el que ha diseñado medio centenar de vestidos de noche y
de cóctel inspirados en distintas colecciones de Miu Miu y Prada.

 

Luhrmann y Prada comparten la
fascinación por encontrar nuevas maneras de transmitir las referencias
clásicas, una potente combinación de lenguajes que podrá verse en lo cines a
partir de mayo próximo con un reparto encabezado por Di Caprio, Carey Mulligan
y Tobey Maguire.

 

Poco antes, en marzo, la
cartelera contará con otro peculiar salto de la pasarela a la gran pantalla con
el nuevo proyecto cinematográfico de Pedro Almodóvar y «Los amantes
pasajeros», ya que el realizador español ha recurrido al ecléctico David
Delfín para diseñar los uniformes de la tripulación del avión en el que se
desarrolla su vuelta a la comedia disparatada.

 

El resultado es sutil pero lleva
el inconfundible sello del diseñador malagueño, una camisa en tono azul y un
pantalón a juego rematado en dos colores (rojo y blanco), un juego de colores
que ya pudo verse en la última pasarela de Delfín para la Madrid Fashion Week,
y que en esta ocasión viste a Javier Cámara o Antonio de la Torre.

 

Pero estos dos recientes casos no
son únicos, la historia del cine cuenta con numerosas y fructíferas
colaboraciones entre diseñadores y cineastas, que han ayudado a la categoría de
vestuario a ganar caché frente al resto de austeras y habitualmente
minusvaloradas categorías técnicas.

 

Uno de los diseñadores más prolíficos
en colaboraciones con la gran pantalla ha sido Jean Paul-Gaultier; el
inclasificable diseñador ha compartido con Almodóvar amistad y trabajo
(«Kika» y «La piel que habito»), aunque su incursión más
reconocidas fue la vestimenta que realizó para la futurista «El quinto
elemento», de Luc Besson, en la que pudo dar rienda suelta a su
imaginación.

 

El nombre del excéntrico Karl
Lagerfeld también tiene el honor de aparecer en los títulos de crédito de
filmes clásicos como «El festín de Babette», y en títulos más
contemporáneos como «Tacones Lejanos», donde se encargó de los trajes
de Victoria Abril, bajo el paraguas de la marca Chanel.

 

Pero mucho antes, durante la
etapa dorada de Hollywood, el histórico Hubert de Givenchy rubricó junto a la
actriz Audrey Hepburn una de las colaboraciones más duraderas en el tiempo.

 

Varias generaciones tienen
grabadas en la retina el vestido negro que la actriz llevó en «Breakfast
at Tiffany’s» diseñado por el francés, resultante de una colaboración que
se extendió a «Sabrina», «Charada» o «When It
Sizzles».

 

Hepburn le convirtió en su
modisto de cabecera, sentando las bases de una tendencia sobria y elegante que
la auparon como icono hasta nuestros días.

 

Pero este no ha sido el único de
los diseñadores históricos que quiso dar el salto a la gran pantalla, la pasión
por el cine de Christian Dior le llevó a colaborar en numerosos proyecto
cinematográficos y hasta a ganar un Óscar (1953) por sus diseños para
«Estación Termini», de Vittorio de Sica.

 

Aunque es en el ejemplo de Pierre
Balmain, donde mejor se puede leer la poderosa relación entre cine y moda. Su
pasión por el cine le llevó a confeccionar el vestuario de una veintena de
filmes, como «The Millionairess» de Sofía Loren o «Los
felinos», con Alain Delon y Jane Fonda, y muchas otras producciones de
Broadway.

 

Un cuarto de siglo después de su
muerte, en la ceremonia de los Óscar de 2007, la alfombra roja de estos premios
volvió a ver desfilar uno de sus diseños enfundado en el cuerpo de Penélope
Cruz. Un vestido drapeado en blanco roto de más de sesenta años, que esa noche
subió a recoger la primera estatuilla de la actriz.


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