Digital Extremadura

¿QUIENES SON NUESTROS ENEMIGOS?.

OPINIÓN
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Después
de los desatinos que hemos cometido durante estos últimos 35 años,
es evidente y palmario que nos conviene aprender a vivir con dureza y
rigor, con ponderación y cautela, porque el desastre ha sido
monumental y eso lo saben muy bien aquellos que están pagando las
consecuencias y que desgraciadamente, no son pocos
.

Lo
desgarrado y cruel, es que se escapan del peaje los que acapararon
fortunas inmensas, los que robaron e intimidaron, los corruptos
…,
y miren la incoherencia y el dislate, salieron libres de cargos
.
Todo ello ayudó tanto al estado actual, que el desconcierto nos
atrapó entre el dinero fácil, el canto de las sirenas que nos
enviaban desde los bancos, y la quimera del bienestar
.
Y la factura está siendo demasiado
dura e injusta para la mayoría
.

Pero
lo grave de esta situación sobre todo para los más débiles, es que
está durando demasiado tiempo y nos están dando garrotazos desde
todos los puntos geográficos de la tierra y por ello deduzco, que no
sería bueno hacer de los constantes golpes, un proceder de
obediencia y sometimiento habitual
.
¡No!, no es buena esta dispersión y propagación del dolor, porque
la costumbre de estar sometidos, el aceptarlo por norma, es
el recibidor de la esclavitud
.

Pero:
¿Cómo mantener cerrada esa puerta que nos lleva a la esclavitud?
.
Los levantamientos sociales, tan sumamente afectados, están siendo
valientes pero ¿podrían convertirse en ineficaces, menoscabados por
esa fuerza de la costumbre que nos hace aceptar lo cotidiano como
norma y al fin, al cansancio que provoca una lucha aparentemente
vana?
. ¡Se
imaginan Uds
.
si esto sucediera, el horror que causaría!
.
Porque eso es lo que están esperando los privatizadores generales
del Estado
.

Y
con esta carga insoportable, uno camina por la calle y parece que no
pasa nada, las terrazas de los kioscos de nuestra Plaza de España,
los bares, cafeterías y hasta los restaurantes están hasta arriba,
pero en los portales cercanos a los grandes almacenes (Carrefour,
Mercadona, El Árbol, etc
.)
y a las iglesias, se apiñan los mendigos recordándonos aquellos
tiempos de la postguerra; las tiendas se resienten de la escasez de
clientes porque cada vez hay menos dinero incluso para comer; los
conocidos que encuentras en la calle te saludan casi por obligación
y te contestan con un triste gesto; la prensa clama rutinariamente
con los problemas repetitivos de siempre; la televisión muestra el
gesto arrogante de los señoritos que gobiernan con actitud de amo,
de señor medieval, ¡y ahí está el mutismo, o el poco ardor de la
oposición!
.
Hay un rumor de fondo que nos tiene a todos encogidos, como sucede en
las puertas de los hospitales cuando se espera un diagnóstico
desagradable.

Yo
con mi carácter, de momento, no sé qué hacer; sinceramente estoy
hundido
.
Ya no me quedan súplicas que lanzar
.
Espero que no me abandone el deseo de conservar la esperanza
.
Convendría ya tener presente ese aforismo que dice
:
«Mal de muchos, consuelo de
tontos».

Me
gustaría entender que el pueblo a veces sumiso, no es una cosa
imperfecta, anómala, imprecisa, sino que sabe cuándo debe chillar y
levantarse alzando la voz y reclamando derechos, sobre todo si han
sido adquiridos con su esfuerzo
.
Y me gustaría meditar que los hombres depositarios del poder que,
erróneamente les concedió el pueblo, ya caminan preocupados porque
descubren, que pudiera llegarles el momento en que les tocará
acostarse hambrientos
.
¡Cómo íbamos a disfrutarlo!.

El
movimiento social se inicia
.
El pueblo comienza su lucha, no contra el Estado, sino contra
«ese»
Estado, que nos ha estado robando lo que ya teníamos conseguido
.
Ese Estado que llegó para sacarnos del entuerto, que ellos
proclamaban como cosa de los socialistas
.
En contra de lo que todos tristemente sabemos
.
Los individuos de este país, debemos
poseer lo que legítimamente hemos ganado con nuestra lucha y lo que
por derecho nos pertenece; y necesitamos además, alcanzar la vida
fuera de la opresión, para darle sentido, porque no nos basta
con solo crecer como una planta
.

¿Seremos
capaces los españoles, como en otras etapas de la historia, de
imponer al menos Justicia Social?
.
¿Podrán los valerosos trabajadores, muchas veces frágiles y
famélicos, resistir los retos de los fajados de guardaespaldas con
las despensas llenas?
.
Quiero pensar que, en momentos decisivos, más fuerzas da el hambre,
que la hartura
.

Y
mucha fuerza da la injusticia que aplasta la dignidad de las
personas
.
Así debieron pensar los que se batieron el cobre por
«La
Libertad, la Igualdad y la Fraternidad»
,
¿recuerdan?, como se han estado batiendo los cuerpos de Jueces y
Magistrados, Policías, Sanitarios, Educación y trabajadores en
general en Madrid en estos pasados días de paz y felicidad navideña
para recuperar el derecho a la buena praxis por mor de la Humanidad
.
Pues eso

Como decía al principio, espero que no me abandone el deseo de
conservar la esperanza
.

Este
artículo lo he escrito para las personas que lo están pasando mal y
desde luego, nunca para aquellos conformistas que todo lo achacan a
la herencia recibida del Presidente ZAPATERO
.
¡Que osadía!
.
Y desde luego, ni para aquellos que cuando le espetas las cosas en su
cara, suelen exclamar siempre, aquello de
“Yo
de política no entiendo…”
, “O,
yo a estos políticos no los he votado”
,
ni para los que se conforman con
predicar el conformismo diciendo
«Pues
a mí no me parece que estemos tan mal».
A
mí, tampoco me parece que estemos
“tan
bien”
, pero ya veremos cómo
terminamos, porque a ZAPATERO podrían haberlo tacharlo de torpe, de
inútil, de premioso, de pánfilo, de inepto, de prudente, de
comedido o de austero pero de ladrón nunca
.
¡Ahí están los resultados!.


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