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En el mundo de la moda no eres nadie si no dices tres anglicismos por minuto

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Cada vez que hay una nueva edición de Madrid Fashion Week, o de su equivalente en Barcelona, se pone de manifiesto que en el mundo de la moda no eres nadie si no sueltas tres anglicismos por minuto. ¿Pose?, ¿pertenencia a grupo?, ¿complejo de inferioridad?, ¿papanatismo? Un poco de todo eso hay.

[Img #25295]Conviene saber inglés, o al menos chapurrearlo, si se va a
asistir a los «fashion shows» o desfiles de la antigua Pasarela
Cibeles, que cambió su nombre hace unos años para darle mayor carácter
internacional y unificarlo con las «fashion weeks» de otros países.

 

Si hace décadas era el idioma francés el que exportaba
términos relacionados con la moda (glamour, prêt-à-porter, atelier…), desde
hace tiempo ha ido ganando terreno el inglés, como ha sucedido en tantos
campos. La pena es que el español, una lengua que hablan más de 400 millones de
personas en el mundo, posee palabras de sobra para evitar esa invasión de
extranjerismos.

 

«Hay cierto papanatismo en creer que, utilizando
términos extranjeros, esto le da mayor seriedad al encuentro o mayor carácter
internacional», le dice a Efe Salvador Gutiérrez, filólogo y académico de
la Lengua. «Yo lo veo como una especie de complejo de inferioridad»,
asegura la escritora, y también académica, Soledad Puértolas.

 

Y es que, al parecer, se ve mejor el desfile del diseñador
de turno si te han sentado en el «front row» que en la primera fila,
y es más «trendy» saludarlo luego en el «kissing room» que
en la sala de encuentros.

 

Y no todo el mundo tiene acceso al «backstage» o
camerinos para ver el ajetreo que se traen las esculturales «top
models», superando un «fitting» (prueba previa al desfile) tras
otro.

 

Esas supermodelos, como recomiendan la Real Academia
Española y la Fundación del Español Urgente (Fundéu) que se llame a las
«top models», comenzaron sus carreras mostrando un buen
«book» o álbum lleno de las mejores fotografías que les habían hecho,
y todas ellas cuentan con un «booker», que en español es la persona
encargada de asesorarles.

 

Y por supuesto, superaron en su día un «casting»,
anglicismo definitivamente incorporado a nuestro vocabulario, aunque conviene
escribirlo en cursiva. En esas sesiones las modelos suelen entregar su
«composite», que en la lengua de Cervantes equivale a una tarjeta de
visita con fotos y datos como la altura, las medidas corporales y el color de
ojos.

De las «top models» tomarán idea los aficionados a
la moda para llevar esa prenda «must-have» o imprescindible. Y ellas
se convierten también con frecuencia en las «it girls» o chicas de
moda, al igual que entre sus compañeros masculinos de profesión hay muchos
«it boys».

 


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