Durante la sexta jornada de la Semana de la Moda de Milán, Emporio Armani y Gianfranco Ferré propusieron sus diseños caracterizados por la sencillez de forma y la monocromía, que estilizarán el cuerpo de la mujer del próximo otoño-invierno.
Llegó Emporio Armani para dejar claro que las prendas
masculinas serán un elemento imprescindible para la mujer; sobre todo, las
americanas con líneas muy angulosas y en tonalidades sobrias y oscuras.
Emporio Armani entiende a la mujer otoñal con una
sofisticada mezcla entre la chaqueta, las faldas vaporosas hasta los pies que
se mueven con las bocanadas de viento emergiendo de las calles de las ciudades
de todo el mundo y la pedrería que, junto a los flecos, crean una combinación
elegante.
El corte que Emporio Armani imprimió a sus prendas están
influenciados por el estilo charlestón, por el corte de las levitas propias de
los comienzos del siglo XX, por la ligereza de las telas y de las prendas que
se usaban en los cabarés.
Mientras que la pieza superior delimita a la perfección el
cuerpo de la mujer con cortes muy definidos y angulosos, la pieza inferior es
un ejemplo de libertad de forma, mediante el empleo de gasas y satenes que
componen faldas y pantalones anchos y volátiles.
Guantes de rejilla en negro o tocados con forma de sombreros
en miniatura, generalmente bombines, completaron la apuesta de la casa italiana
Emporio Armani para el próximo otoño-invierno.
Mayor apertura cromática demostró, en cambio, Gianfranco
Ferré, que siguió a Emporio Armani sobre la Pasarela de Milán, cuyos diseños
aparecieron en tonos como el negro nuclear y los marrones.
Los diseños de Gianfranco Ferré tienen un marcado carácter
oriental.
Es como si Ferré hubiese metido un kimono chino en un cubo
de tinte negro para configurar una de las apuestas más elegantes de la Semana
de la Moda de Milán.
Prendas anchas pero muy bien definidas, muy marcadas por la
línea recta que aparece en forma de cortes verticales y dejan ver la piel de
las modelos y un papel omnipresente del cuello vuelto, que termina de estilizar
el cuerpo de la mujer.
En ese mismo afán, en la colección de Gianfranco Ferré jugó
un papel muy importante los anchos cinturones de cuero, anudados lateralmente,
que ayudaron a marcar y ceñir la cintura de las mujeres que caminaban sobre la
pasarela.