«Francisco nunca ha hablado conmigo. Todo es mentira. Yo no lo he llamado«. Con tres frases la duquesa de Alba ha querido dar la réplica a las declaraciones exclusivas que el torero ha ofrecido esta semana en la revista ¡Hola! Entre otros detalles, daba datos sobre la custodia de su hija y afirmaba que su exsuegra se puso en contacto con él para que le diera explicaciones de por qué había puesto la demanda. Un hecho que la aristócrata ha negado en conversación con Vanitatis dejando en mal lugar a Francisco Rivera.
Y no sólo por no decir la verdad en este punto, sino también en otros.El martes por la tarde, Rivera negaba ante un grupo de periodistas que cubrían un acto taurino en Sevilla, en el que estuvo acompañado por Carlos Herrera, que tuviera intención de ofertar la intimidad de su vida y sobre todo la de su hija públicamente, como así ha hecho dos días después.
En este sentido, el enfado de Eugenia Martínez de Irujo, según narran fuentes de su entorno, es monumental, ya que no se explica cómo el padre puede estar dando datos personales de una menor, como los referidos a la comparecencia de la niña ante el juez. El empresario dice textualmente en ¡Hola!: «Mi hija me explicó que si tenía que ir a un juez iría, porque no se trataba de nada malo ni de decidir si quería más a su madre o a mí». También afirma que “tarde o temprano la niña vivirá conmigo”, por lo que el enfado de las mujeres de la casa Alba es de órdago.
La duquesa de Montoro considera que volver a colocar a su hija Tana de 13 años en el escaparate mediático es contraproducente. Y más si cabe cuando se debe a las declaraciones de su padre en un medio no taurino ni empresarial. “Que hable lo que quiera de su novia, de su boda o de su chatarra [Francisco es ahora accionista de una empresa que se dedica a este menester], pero no me de mi hija», ha comentado en su círculo familiar y amistoso, que tampoco entiende la“salida de pata de banco” de Rivera.
Desde el entorno de Eugenia se asegura que es posible que éstasolicite legalmente a su exmarido que sea más cauteloso a la hora de exponer en público a la hija común. Y esto no ha hecho nada más que empezar. La herida que abrió la demanda de custodia está más abierta que nunca.
Paloma Barrientos/Vanitatis
