Estoy
perplejo y me pierdo en este maremágnum tan enorme que se ha creado
en los últimos tiempo en la vida pública de nuestro país, y que
se refleja casi a diario en las portadas de periódicos, en los
comentarios de opinión, en los plató de las emisoras de
televisión, y en tertulias de barra de bar.
Todos
hablan de lo mismo, esto es una locura, tenemos al Sr. Bárcena hasta
en la sopa, del cual el Presidente de la Xunta de Galicia, ha dicho
que “se siente engañado y estafado” y que no puede además
marcar la agenda nacional, yo estoy de acuerdo con esa aseveración
A raíz de todo esto el mismo medio que sacó el tema anterior,
publica una información sobre el Sr. Núñez Feijoo acerca de
amistades suyas de hace veinte años, ¡qué cosas!. Y no hablemos
del caso de los ERES de Andalucía, que eso también tiene su aquel,
y hay que dejar que actúe la justicia, como en cualquier país
civilizado..
Ciertamente
es vergonzoso que alguien entienda que estar en política es un
medio de vida para medrar y conseguir beneficios personales, cuando
la política es una función noble por la que el que la ejerce ha de
tener como norte el servicio desinteresado a la sociedad, y nadie
está obligado a ejercer la función de político, ahí todos se han
presentado voluntariamente e incluso han utilizado alguna influencia
que otra para que se le incluya en una lista electoral, La política
es el arte de hacer lo posible para contribuir al bienestar de la
comunidad y es por ello una función cargada de nobleza.
Pero
lo grave del asunto es que a todos los políticos, en este caso se
les mide por el mismo rasero, y esto ya es absolutamente injusto, y
no todos los políticos son iguales, la gran mayoría de los hombres
y mujeres, que en ayuntamientos, diputaciones, asambleas regionales,
congreso o senado, los cuento a todos porque no quiero apartar a
nadie, la mayoría de ellos, digo, son gentes honestas y honradas, y
cuando en una olla hay un “garbanzo negro”, pues apararlo y
basta.
Mucha
gente habla hoy del modo y manera de acceso a la política, yo no
creo que la política tenga que ser una profesión, sino más bien un
servicio que debe ser temporal y que uno elije voluntariamente y se
ofrece para trabajar por los demás, naturalmente y si ello le ocupa
todo el tiempo, habrá que dotarle de una remuneración adecuada y
nunca más allá de lo que corresponda, por ejemplo en mi época, y
creo que también en el presente, la dotación económica del
Alcalde, figura en los presupuestos municipales pública y
notoriamente con un sueldo igual al del funcionario de mayor
categoría en el ayuntamiento, que según la ley es el
correspondiente al nivel 30 de la administración civil del Estado,
algo que en el caso de Cáceres ni siquiera había que singularizarlo
porque varios de los Alcaldes de la Democracia ya éramos
funcionarios con ese nivel.
