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Jaime Mayor Oreja: «Los cristianos tenemos que perder el miedo al qué dirán por defender nuestros valores»

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Jaime Mayor Oreja ha formulado su ponencia en torno a las obligaciones que tienen los políticos en la vida pública, en el diagnóstico de la crisis y en las líneas de acción y al otro nivel de obligación que tienen los creyentes. “Las personas creyentes tenemos la obligación moral de no contentarnos con los diagnósticos habituales de esta crisis. La afirmación de que la crisis es económica y financiera es verdad, pero es una media verdad, que es la peor de las mentiras”.

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Según Mayor Oreja, partiendo de un diagnóstico equivocado no se llegará a encontrar una solución adecuada a los problemas, y es que la idea que ha querido trasladar es que la crisis está “sobre todo y ante todo en la persona, está en el corazón de Europa porque está en el corazón de los europeos, esto es lo que los cristianos y otros pueden y deben aporta a Europa”.

Y es que según sus palabras, la sociedad española se encuentra gravemente extraviada, “sin referente, diría que hemos perdido el norte, nuestra crisis es una crisis de valores personales, está en la razón primera que mueve y diseña las políticas, es una crisis total y no sólo global, está en todas las instituciones porque en todas las instituciones está en la persona. Tenemos que recoger el guante, no podemos seguir mirando hacia otro lado y eludir este hecho, la realidad de la crisis será mayor”. Pero también ha indicado dónde puede estar la solución: “La solución de la crisis no podrá venir sólo de los ajustes políticos y presupuestarios, si admitimos que estamos ante una crisis del valor mismo de la persona. Se hace necesario un cambio de actitud personal para salir de la crisis”.

Para Mayor Oreja, Occidente es presa de una crisis de valores, que proyecta rasgos de decadencia y debilidad, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y esta pauta de vida ha ido modelando la sociedad. “Nos hemos deslizado por la pendiente del relativismo que, como ha definido el Papa emérito Benedicto XVI, no tiene fronteras”.

El relativismo es una tiranía que entra con más suavidad en nuestras conciencias. “Hoy en día, valores como el trabajo bien hecho, la honestidad, la humildad, el bien común, la familia y la nación, son valores que cotizan a la baja” matiza el europarlamentario.

Nuestra obligación como creyentes, será la de profundizar más que los demás en la crisis, y que las líneas de acción seamos coherentes y auténticos. Y ha expuesto cinco líneas:

1-      Aprender de la crisis, “se ha hablado mucho de cómo resolvemos la cris, de cómo solucionarla pero lo primero es aprender de ella. Y luego solucionarla, nunca hemos tenido tantos datos, tantas cifras, pero nunca hemos tenido una falta tan enorme de ideas, nunca hemos estado tan ayunos de buenas ideas porque la crisis está en la persona. Sobran cifras y falta ideas. Debemos entenderla como un caudal de experiencia del que podemos aprender”.

2-      Más confianza en la familia que en ninguna otra institución “Benedicto XVI afirma que la familia es la única fuera que puede transformar el mundo. Es un ámbito de transformación personal para salir de la crisis. Es la institución por excelencia de la verdad, no podemos esconder ni nuestros defectos ni nuestras virtudes”.

3-      Valor de denunciar y saber hacer frente a nuestro principal adversario. “Los creyentes contra el relativismo la socialización de la nada, que es la principal causa de la crisis que vivimos”. Ha explicado todo sobre la iniciativa “One of us”. “Creemos indispensable y básico a defensa del derecho a la vida, y esta es la primera vez que podemos manifestarnos juntos como europeos”. Están en la mitad de las firmas y se necesitan un millón.

4-      El adversario está dentro de nosotros mismos. “Nosotros, los católicos, no somos una excepción del fenómeno relativista que padecemos, nosotros también somos parte del problema. Todos nos hemos dedicado a la actividad sectorial que nos corresponde, pero eso debe cambiar”

5-      Relación entre laicos y seglares y su iglesia, “muchas veces no sabemos dialogar, sumar, juntar a unos y a otros, el papel de los laicos en la respuesta al relativismo es esencial y básica, los obispos puede definir una doctrina amigablemente, pero la puesta en práctica de estas líneas de acción va a corresponder a los laicos”

Para Jaime Mayor Oreja, la solución está en la persona. “No ha sido un sujeto pasivo de la crisis, tiene que ser un elemento decisivo y activo en el aprendizaje. Necesitamos un cambio de actitud personal que pueda devolvernos la esperanza colectiva de regeneración, que empieza por uno mismo y no por los demás, aprender de la crisis, decir lo que no decimos y hacer lo que no hacemos y vencer el miedo a reverenciar a la moda del relativismo el miedo más difícil a combatir. Miedo al qué dirán por defender determinadas posiciones en mi tierra vasca. Qué dirán de nosotros por defender la vida, el matrimonio, la familia, la fidelidad…”

Y es que, en definitiva, “nosotros (los cristianos) con nuestra modesta pero relevante aportación tenemos que ser una razón para que los demás crean en lo que nosotros creemos”.


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