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Rafael del Río, presidente : «En Cáritas hemos experimentado la angustia de sentirnos desbordados»

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“Nos encontramos inmersos en una crisis social económica y de valores que ha aumentado la exclusión social. Desde 1993 hasta 2007 vivimos el crecimiento económico con un alto índice de empleo y acceso fácil al dinero y la sensación de que el consumo sin límite supondría una mejor calidad de vida.

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Rafael del Río, nacido en Palencia en 1940, es actualmente presidente de la Fundación Cáritas para la Cooperación Internacional y presidente de Cáritas Española.

En su intervención, Rafael del Río se ha referido al origen de la palabra “cáritas”, una palabra latina que significa amor. “Cuando hablamos de Cáritas estamos hablando de amor, el Papa emérito Benedicto XVI, tuvo una decidida vocación por la caridad, lo demostró con la primera de sus encíclicas, posteriormente con Caritas in Veritate y en los últimos días de su ministerio con un Motu Proprio sobre el servicio de la caridad”. Para el presidente de Cáritas, en la primera de las encíclicas el Papa emérito estableció de una forma expresa lo que podríamos considerar las guías básicas de la actuación de Cáritas.

“Nos encontramos inmersos en una crisis social económica y de valores que ha aumentado la exclusión social. Desde 1993 hasta 2007 vivimos el crecimiento económico con un alto índice de empleo y acceso fácil al dinero y la sensación de que el consumo sin límite supondría una mejor calidad de vida. Durante esos 14 años se produjeron unos fenómenos muy significativos como haber invertido menos en política social, no haber reducido la tasa de pobreza, la aparición de nuevos grupos en riesgo de exclusión social, la disminución de las rentas del trabajo y del capital social”.

Cuando en 2008 estalla la crisis comienza la destrucción de empleo que hoy arroja cifras importantes, la tasa de exclusión social está en el 27hay 630.000 hogares sin ingresos, 1.900.000 familias con todos sus componentes en paro. “El acceso al dinero resulta casi imposible, nos ha tocado  vivir una época muy dura, no puedo dejar de recordar a los millones de parados que ha creado una economía basada en la primacía del crecimiento económico sobre los derechos y la dignidad de las personas; los inmigrantes han sido tratados como objeto de consumo y mercado, reclamados a gritos cuando eran necesarios y echados y discriminados cuando no eran necesarios” explica el Presidente de Cáritas.

Para Rafael del Rio, la sociedad dispone de recursos suficientes para todos pero son  millones de pobres que viven en esta rica Europa. “La exclusión social y la pobreza son los principales desafíos de la Unión Europea”.

Posteriormente a este primer análisis de la realidad, el presidente de Cáritas ha explicado cómo se está haciendo frente a esta crisis: “La crisis ha generado nuevas estrategias familiares para afrontar esta situación, se reducen los gastos en la alimentación, en vestido y calzado, los gastos fijos de la casa, se producen cambios en la forma de vivir, se vuelve al hogar paterno, se comparte vivienda sin rango de parentesco o se alquilan habitaciones. Todo ellos produce una bajada en el consumo, el llamado cochón familiar sigue jugando un papel muy importante en la lucha para soportar la crisis”. De esta forma se mantiene al menos la cohesión social, sin embargo, el ponente se preguntaba: “¿pero por cuánto tiempo se podrá mantener este colchón familiar? Estas redes de las que carecen los inmigrantes, se encuentran ante una mayor desprotección, se agrupan por nacionalidades u otros rasgos de identidad, puede derivar a guettos o incluso a la delincuencia,

Otra forma de superar esta situación es recurrir a la economía sumergida o acudir a las organizaciones sociales.

En el año 2007, Cáritas atendía a 350.000 personas en atención primaria, una cifra que se dispara en 2011 a 1.300.000 personas. “De ellos, 300.000 se dirigían por primera vez a Cáritas, 760.000 tenían una familia tras de sí, lo que supondría una cifra mucho mayor”. También ha destacado que es muy notable el número de personas que han vuelto a recurrir a Cáritas tras haber recurrido a procesos de inserción social y haber caído de nuevo en la exclusión

En Cáritas hemos experimentado la angustia de sentirnos desbordados y no poder responder adecuadamente a las personas que acuden a nuestros servicios” aclara Rafael del Río.

Ante este panorama Cáritas ha puesto en marcha diferentes recursos, aumentado ayudas directas o emergencias, revisando la acogida, con más coordinación, incrementado cursos de formación destinados a conseguir un primer empleo y formar a los parados para conseguir más salidas laborales, promoviendo nuevas campañas de sensibilización social y captación de voluntarios.

La crisis ha puesto de manifiesto algunos aspectos ocultos pero muy positivos de nuestra sociedad. “Hemos comprobado que la crisis ha generado una mayor solidaridad, si Cáritas ha atendido a más personas y ha empleado más recursos es porque han ampliado los voluntarios y los donantes, esto indica que ante la dificultad, las personas dan un paso al frente para atender a otras”.

“Los cristianos deben seguir lo que decía el beato Juan Pablo II: tenemos que actuar de tal manera que los pobres en cada comunidad cristiana se sientan como en si casa, sin esta forma de evangelización el anuncio del evangelio corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de las palabras en que nos somete la sociedad de la comunicación, la caridad de las obras corrobora la caridad de las palabra”. Esta recomendación de Juan Pablo II recuerda el objetivo al que aspiran las personas que trabajan en Cáritas, que comparte el pan con muchos hombres que sufren y se sienten abandonados, a los cuales Cáritas ofrece también motivos para luchar y para empezar de nuevo y sobre todo motivos para tener esperanza.

En la encíclica Deus Caritas Est, Benedicto XVI recordaba un pasaje delos hechos de los apóstoles que decía que a medida que las comunidades iban creciendo, los apóstoles se veían desbordados y encomendaron la caridad a 7 varones justos, creando así el servicio, delegaron la misión de la caridad pero no se desentendieron de ella, sino que vigilaban que la atención a los hermanos estuviera organizada y fuera eficaz. “Estos dos conceptos, organización y eficacia son los que articulan el trabajo de Cáritas” destaca Del Río.

“La parroquia es la célula eclesiástica que mejor puede cumplir el mandato del amor porque su ámbito reducido permite conocer la necesidad de la comunidad, sean creyentes o no. El ejercicio de la caridad es misión en primer lugar de las cáritas parroquiales, siempre en comunión con su iglesia diocesana y con su obispo”. Y es qye, la iglesia lleva esta misión sin esperar nada a cambio, “la gratuidad ha sido, es y tiene que ser la nota distintiva de cáritas pues gratuito y generoso es el amor de Dios. Ni si quiera lo hace por proselitismo pero sí con afán evangelizador, el ejercicio de la caridad es evangelizadora y cáritas por tanto también lo es, cuando hace que nos fijemos los unos en los otros y carguemos los unos con los otros, es evangelizadora cuando conoce el rostro de Dios y nos impulsa a conocer su desarrollo integral, cuando denuncia la injusticia y es transformadora de estructura, cuando se coloca al lado de los débiles, los frágiles y los últimos, cuando nos hace sencillos y pobres para estar disponibles ante Dios y ante los hombres”.

Y es que ya lo decía el apóstol San Pedro: si aún no puedes creer en Cristo, mantente al servicio de los pobres donde Él está presente, si todavía no te resultad fácil sentirle, mira el rostro de Dios en los necesitados y mitiga su pobreza y sufrimiento.


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