Digital Extremadura

UN SOCIALISTA VALENTINO

OPINIÓN
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 Conociere de primera mano una
anécdota que calificare por sí sola la actitud ética de un concejal socialista
comprometido con su pueblo: su alcalde hubiere abierto un expediente a un
empleado municipal por alguna conducta irregular; le propuso una suspensión de
empleo y sueldo de dos semanas. El concejal de Personal que fuere Juan Cava
Cantero puso el grito en el cielo: «¡Pero cómo vas a suspenderle de empleo
y sueldo, si es padre de tres hijos…!» Y el alcalde revocó su decisión.

 

            Esta actitud que distinguiere a
ambos fue el santo y seña de la ejemplar conducta ética y moral de un
socialista  que honró el servicio público
como entrega al pueblo, y no el de aquellos que lo utilizaren para servirse a
sí mismos.

 

            Juan Cava fue enterrado ayer tarde
en su pueblo natal, Valencia de Alcántara. Sirviere a ese pueblo seis
legislaturas como concejal, las dos últimas como teniente de alcalde; fue asesor
de quien fuere su jefe y consejero de Desarrollo Rural, Francisco Javier López
Iniesta. Allí, en la capital regional, trabajando a su lado, conocí su
humanidad, su entrega al servicio, su lealtad a sus compañeros, su ética
socialista en estado puro; y también, en sus últimos días en Mérida, en 2007,
la enfermedad que anteayer se lo llevare. Ni sus compañeros lo sabían. En otra
ocasión, en un acto celebrado en la villa, alguien de su partido me comentare
en alta voz que le había echado de menos. Le justifiqué su ausencia: «Está
enfermo; no sale de casa; recibe ya quimio…» Y se hizo el silencio,
hasta ayer tarde en que me comunicaren la triste noticia.

 

            Estamos de paso en este mundo y no
nos hacemos a la idea de perder a seres queridos, amigos, y compañeros que, de
imprevisto, se van, y la noticia de su marcha nos deja helados, no por
esperada, quizá por indeseada. Porque Juan fue eso; un leal amigo y compañero
de sus compañeros; un socialista valentino de cuerpo entero.

 

            Descanse en paz quien hizo de su vida
una entrega a las más nobles causas y puso una sonrisa en su caminar.
«Caminante, son tus huellas/ el camino y nada más;/caminante, no hay
camino/se hace camino al andar…/ Caminante, no hay camino/sino estelas en la
mar», como escribiere Machado y cantare un día, y siempre, Serrat.


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