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 En palabras del ilustre periodista José María
Carrascal, conocedor en profundidad del tema de Gibraltar, el llamado ministro
principal de Gibraltar  no es ministro ni principal, sino el simple alcalde
de Gibraltar, pues allí quien manda es el gobernador británico, hoy el teniente
general James B.Button. P
ues el Sr.
Picardo intervino ante la Cuarta Comisión de la Asamblea General de Naciones
Unidas para defender el status actual del Peñón como territorio británico de
ultramar. Realizó un furibundo
 ataque
contra España, llegando a decir que nuestro país “dispara a los gibraltareños”
y solicitó allí que se separe a Gibraltar del programa de descolonización en el
que Naciones Unidas tiene incluido al Peñón añadiendo
 que “el futuro de Gibraltar no es ser una
colonia de España.

 

     En los veinte meses que lleva en
el cargo, Fabián Picardo ha conseguido más titulares en los periódicos
españoles que su antecesor en el cargo, Peter Caruana, pese a que este lo ocupó
durante más de quince años

 

   Picardo ha ganado esos espacios no sólo con
actuaciones agresivas contra los intereses españoles, sino también con
declaraciones de tipo chulesco cuando no ofensivo. Así se le han podido oír
cosas como que “el infierno se congelará antes de que Gibraltar retire los
bloques de hormigón”, que su gobierno “no aceptará que un señor de Madrid se
levante enfadado y ponga una cola que afecta a miles de personas” o en fin que
“Gibraltar ganará el set y el partido”

.

   Una de sus constantes es comparar al
Gobierno español con las actitudes de la época franquista y cuando el ministro
de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, dijo aquello de que se
había acabado el recreo en Gibraltar, su réplica fue que eran unas
declaraciones “que uno esperaba escuchar en Corea del Norte y no en un socio de
la Unión Europea”.

 

     Picardo, que vive en Gibraltar, pero
disfruta en la Costa del Sol de un espléndido chalet –hoy alquilado- y de un
piso, tampoco desdeña los consejos que le dan algunos españoles, como el
ex-juez Baltasar Garzón o el ex senador socialista José Carrasco. Además, ha
contratado los servicios en España de un importante grupo de comunicación para
tratar de mejorar la imagen de Gibraltar en 
nuestro país, algo que no le será fácil si no modifica su actitud.

 

    Es preciso que el gobierno del Reino Unido no
pasase por alto la actitud del dirigente de la colonia, pues si fueran ciertas
las descabelladas acusaciones de Picardo, estaría obligado a intervenir en los
términos más enérgicos y de inmediato para poner remedio a esos fantasiosos
oprobios. Londres sin embargo manifiesta un prudente silencio que es la
expresión de no estar ni mucho menos conforme con las palabras del dislate
gibraltareño, sin embargo las autoridades británicas  deben poner freno a la insensatez
política  manifestada por su
representante de Gibraltar.

 

 . A pesar de ello ignoro  el afán de
protagonismo del Sr. Picardo y no me resisto a escribir estas líneas, en lugar
de declarar mi indiferencia ante tamaño personaje.


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