Los canapés de queso de cabra con mermelada de tomate se han convertido ya en un clásico de las meriendas y aperitivos. Aunque resulta muy fácil y cómodo comprar un bote de mermelada y tener listos estos bocaditos en un momento, dedicar un rato a preparar nuestra propia confitura de tomate merece mucho la pena.
Ya que nos metemos en faena, podemos preparar más cantidad de confitura de tomate casera y embotarla o congelarla. Será la manera perfecta de poder disfrutar de un aperitivo rapidísimo sin tener que preocuparnos de hacer mermelada: tan sólo abrir un bote que teníamos guardado. También es una buena idea para regalar. Y cuesta muy poco hacerla en casa, tan sólo requiere un poco de tiempo.
Ingredientes:
1 rulo pequeño de queso de cabra, 1 baguette. Para la confitura de tomate: 1 k de tomates maduros, 500 g de azúcar, zumo de 1 limón.
Cómo preparar el canapé de rulo de cabra con confitura de tomate:
Comenzamos haciendo la confitura de tomate: Hacemos dos cortes en la piel de los tomates en forma de cruz y los escaldamos en agua hirviendo durante algo menos de un minuto. A continuación, los introducimos unos segundos en agua muy fría. Este proceso hará que la piel se desprenda muy fácilmente. Los escurrimos y pelamos.
Cortamos los tomates en cuatro trozos y retiramos las semillas. Los mezclamos con el azúcar y el zumo de limón y dejamos macerar 30 minutos.
Pasado el tiempo de maceración, ponemos a cocer todo a fuego suave durante 1 hora aproximadamente, sin dejar de mover de vez en cuando con una cuchara de palo para que no se queme. Retiramos y reservamos.
Cortamos el pan en rodajas y las tostamos. Cortamos también el rulo de cabra en discos más o menos gruesos.
Dificultad: Media
Tiempo de preparación: Confitura de tomate: 1h 40 min. Montaje del plato: 10 min.
Presentación del plato:
Ponemos sobre cada rebanada de pan tostado una rodaja de rulo de cabra y colocamos encima una cucharadita de confitura de tomate. Podemos servir los canapés de rulo de cabra con confitura de tomate inmediatamente o tenerlos preparados con un poco de antelación, pero no conviene dejarlos mucho tiempo montados porque se ablandaría el pan.