«Frente al olvido, la memoria
siempre viva.» Villafranca de los Barros perpetúa a mediodía de manana
domingo 27 su homenaje a todas las víctimas de la represión del antiguo
régimen. Han pasado 74 años y la memoria subsiste pese a quienes desean
borrarla. La memoria es una fuente eterna de dolor; el olvido no puede borrar
la memoria. La memoria histórica, ya se ve, ni aun hecha ley, hace tabla rasa
del olvido, porque no borra sus huellas y engarza con él la paz definitiva.
Habrá de pasar la generación de la guerra para que el abrazo eterno de la paz
sea efectivo. Otros de nuestro entorno lo hicieron; no en España. Una ley que
no se cumple, acentúa la memoria frente al olvido. Éste no se impone, ni se
mata, sino por las balas que ponen fin a la vida; frente a él, fluye la memoria
como una fuente manantía del dolor inacabado.
Por eso, Villafranca levanta mañana un
monumento a las víctimas de la represión para perpetuar la memoria frente al
olvido. Cuando las víctimas de tanta barbarie recuerdan en la calle su
sufrimiento –quizás el olvido a que también fueren condenadas–, un pueblo
extremeño levanta un monumento a la memoria frente al olvido. Las víctimas no
olvidan, porque hubieren memoria; el olvido es antónimo de la memoria, siempre
viva, de quienes fueren represaliados por sus ideas o no recibieren la
satisfacción justa a su dolor. Unos jamás fueron olvidados, y para ellos
siempre hubo memoria; como si los demás no la hubieren y el olvido fuere una
condena añadida.
La
brecha de la memoria ha vuelto a revivir en el festival de cine de
Valladolid lastrada por otra memoria que pretendiere apagar también la llama
del olvido. Frente a los monumentos de unos, los de otros para la pervivencia
de la memoria; para que no se apague la llama eterna del olvido. Frente al olvido,
la memoria siempre viva. El poema de Antonio Machado sigue vigente:
«Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.»