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Más de dos millones de euros para el desarrollo sostenible en áreas protegidas

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A más de 2.326.000 euros ascienden las subvenciones concedidas en 2013 para el desarrollo sostenible en áreas protegidas y destinadas a la restauración y mantenimiento de humedales, mejora de hábitats agrícolas y pastizales, realización de trabajos selvícolas y de recuperación de elementos históricos del paisaje, así como para la restauración de entornos naturales.

[Img #31483]Unas ayudas
de las que se han beneficiado un total de 159 fincas particulares y ocho
municipales y a través de la que se realizarán sustituciones de alambrada de
espinos por malla, lo que reducirá las posibilidades de muerte por choque de
ejemplares de fauna amenazada, y se construirán charcas que garantizarán la
supervivencia de los animales especialmente en las épocas de escasez de lluvia,
en concreto de las aves esteparias y de aquellas especies que sirven de
alimento a las grandes rapaces en peligro de extinción.


También entre
las actuaciones con más demanda y que recibirán ayuda, se encuentran las que
implican la mejora de pastizales mediante un aporte de superfosfato,
fertilizante a base de fósforo y calcio, para favorecer la presencia de aves y
su aprovechamiento ganadero, así como la construcción de vivares encaminados a
fomentar la población de conejo, presa por excelencia de aves rapaces
amenazadas como el águila imperial, águila real y especies necrófagas como el
buitre negro o el alimoche.


Acciones
entre las que también destaca la realización de desbroces selectivos manuales,
cultivos de leguminosas y de cereales, restauración de muros de piedra,
sustitución de vigas, tejas y colocación de nidales, así como la creación de
islas de matorral.


Una suma de
actuaciones que implica un compromiso de los beneficiarios con la conservación
y protección de la biodiversidad del ecosistema extremeño, según Atanasio
Fernández, director de programas de áreas protegidas de la Consejería de
Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía.


RESPONSABILIDAD
MEDIOAMBIENTAL


A las ayudas
convocadas en la Orden de 28 de diciembre de 2012 se han presentado 705
solicitudes, de las que tan solo 167 han sido beneficiadas, al tratarse de
subvenciones en las que se prioriza los valores naturales de las explotaciones
y la responsabilidad medioambiental, frente a un sistema de reparto horizontal.


De esta
forma, los hábitats y las especies protegidas son en si mismas recursos de
interés, al incentivarse las inversiones que contribuyen a aumentar la
competitividad de las explotaciones, a la vez que se mejora el medio ambiente y
la biodiversidad.


Para
conseguir esos objetivos, Atanasio Fernández ha informado de que en la
valoración de las propuestas recibidas se tienen en cuenta el que los solicitantes
establezcan un acuerdo de colaboración con la Dirección General de Medio
Ambiente sobre buenas prácticas, así como que hayan colaborado con anterioridad
en proyectos LIFE de conservación de la naturaleza o en campañas de salvamento
de aguiluchos cenizos.


También se
valora la presencia de especies protegidas en la finca objeto de la solicitud,
entre las que se concede prioridad, entre otras, a la cigüeña negra, águila
imperial, águila real, águila perdicera, buitre leonado, buitre negro, alimoche,
aguilucho cenizo, milano real, cernícalo primilla, avutarda, sisón, ganga,
ortega y espátula, así como la existencia de hábitats de interés como turberas,
estepas, pastizales o lagunas naturales y salinas.


El que la
finca esté enclavada dentro de los límites de un Espacio Natural protegido o de
un lugar de Red Natura 2000 y que el proyecto de medidas a realizar sea
beneficioso, tanto para las explotaciones como para las especies o hábitats
presentes en ella, son otros de los argumentos que justifican la selección de
los beneficiarios de las ayudas.


Criterios
todos ellos que en opinión de Atanasio favorecen a las explotaciones y a la
conservación de la biodiversidad. Así, el director de programas pone como
ejemplo de beneficio mutuo el de aquellas fincas en las que nidifican los
cernícalos primillas, ya que pueden solicitar el arreglo de los tejados en mal
estado, siempre que se instalen nidales artificiales para esta especie bajo las
tejas.


Una
aplicación de criterios en atención al medio natural que ha provocado que de
los 167 beneficiarios 78 correspondan a fincas que tienen acuerdos de
colaboración con la Dirección General de Medio Ambiente. Pero para Atanasio
Fernández un dato significativo de la aceptación de estas ayudas es que el
cuarenta por ciento de los beneficiarios en 2013 también lo han sido en
anteriores convocatorias y que más de un 65 por ciento de los solicitantes pide
acogerse a ellas cada año.


INVERSIONES
LOCALES


Pero además
de los beneficios directos sobre el medio ambiente, las ayudas también
revierten sobre la economía local de la zona, por las inversiones que generan
la ejecución de los diferentes proyectos y con ello la creación de puestos de
trabajo, ya que los propietarios de las explotaciones necesitan desde
albañiles, ayudantes de campo, capataces forestales hasta profesionales
cualificados en distintas áreas técnicas.


Un valor
añadido al que también hay que sumar la sensibilización ambiental y la
divulgación de buenas prácticas ambientales en las zonas receptoras de las
ayudas. Una labor que es consecuencia de los trabajos de inspección y
asesoramiento que realizan los técnicos de medio ambiente durante el desarrollo
de las actuaciones y que para Atanasio Fernández es una oportunidad “para que
podamos difundir la relación directa que hay entre las actuaciones a las que se
han acogido y los resultados favorables sobre los hábitats y las especies
amenazadas, ya que se ha detectado que en general la población local no conoce
suficientemente los valores ambientales presentes en su comarca”.


Así las
ayudas destinadas a la conservación de los ecosistemas también dinamizan la
economía rural, al tiempo que forman a los gestores sobre cómo realizar un desarrollo
sostenible de sus explotaciones, “ya que en el contacto directo con las
explotaciones hemos detectado que en muchas ocasiones no se aplican
determinadas buenas prácticas ambientales por desconocimiento”, nos cuenta
Atanasio Fernández quien califica de “muy positiva” la respuesta que se
obtiene. “Se trata –ha añadido- de enseñar el cómo ser respetuosos con el medio
sin que suponga un coste adicional para la explotación”.


Buenas
prácticas ambientales que pasan por reducir el uso de determinados productos fitosanitarios,
por conocer el momento más adecuado para realizar determinadas labores
agrícolas y de cómo los pastos pueden ser aprovechados por el ganado de forma
compatible con la presencia de especies protegidas.


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