UPyD Cáceres ha culpado tanto al gobierno actual del PP, como al anterior del PSOE, de la situación de crisis en que se encuentra la ciudad con sus políticas irresponsables, derrochadoras e incompetentes, cuya primordial misión era ganar las elecciones, las que han dilapidado el dinero público, sin importarles la previsión y sostenibilidad de las inversiones realizadas.
Encontrándonos
en la actualidad, señalan, con grandes proyectos envejeciendo sin que
prácticamente se utilicen, o ni siquiera se puedan inaugurar.
El
Edificio Embarcadero o el Garaje 2.0 inversiones millonarias, y un autentico
problema, tanto para este gobierno, como el anterior, que son incapaces de
dotarles de contenido o de un plan de futuro pesando sobre ellos el cierre por
su alto coste de mantenimiento.
El
Palacio de Congresos con cubierta de mármol travertino romano, otro monumento
al derroche y que estaba destinado a convertirse en un instrumento para generar
empleo en el ámbito del sector turístico y la industria cultural, y que nos
costó más de 10 millones de euros, apenas tiene actividad más allá de una
decena de actos en el último año, estando aún si terminar el auditorio
exterior.
El
nuevo Espacio para la Creación Joven en la Ribera del Marco, y que dormita en
una especie de limbo, prácticamente terminado pero sin fecha de apertura, y que
ya antes de su inauguración ha comenzado su deterioro por la conducta incivil
de algunos bárbaros; podíamos continuar pues la lista es larga,
El
Ateneo, el edificio de los antiguos Servicios de la Consejería de Bienestar
Social en la calle Reyes Huertas, monumento al abandono, las obras faraónicas
de la plaza mayor que prometían eliminar el desnivel etc.
UPyD
Cáceres, considera que gobernar es algo más que prometer proyectos megalómanos
para realzar la figura del político de turno, gobernar es conseguir para la
ciudad un desarrollo económico sostenible, mejores servicios, más dignos y más
eficientes, con ahorro y control del gasto.
Todo
lo contrario a lo que ha ocurrido en Cáceres y en el resto del país, en el que
se han malgastado y despilfarrado tanto nuestros impuestos, como los fondos
comunitarios, en un modelo de crecimiento económico cortoplacista,” el
ladrillo” en lugar de haberlos destinados a políticas de cohesión, inversiones
en innovación, mejorar la educación de nuestros jóvenes o mejorar nuestra
competitividad
