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Este lunes, las Carantoñas se viven en Acehúche

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En el amanecer del día 20 de enero, día de San Sebastián, tiene lugar la «Alborá». El tamborilero va despertando a los que se disfrazarán de Carantoñas: Tiene la misión de despertar al pueblo para ir a tomar las migas con café que han sido preparadas por los mayordomos.

[Img #33365]Mientras los mayordomos proceden a
«regar el romero», recogido el día antes, los mozos que se disfrazan
de Carantoñas van a vestirse. Los amigos van a ayudar a vestir a la Carantoña,
ya que debido a la peculiaridad de la vestimenta, una persona no podría disfrazarse
sola.

 

Las Carantoñas son
siempre hombres, no se conoce ningún caso en que se haya disfrazado una mujer.
El motivo de disfrazarse es, generalmente, una promesa hecha al Santo, por
un año o
varios.Este año se disfrazarán 44 varones. 

 

Los
«Tiraores» son los jóvenes del pueblo, que armados con escopetas de
cartuchos, esperan al Santo a la salida de la iglesia y luego, por cada una de
las bocacalles y esquinas por donde ha de pasar la procesión,
disparando al unísono, a modo de salvas, sus escopetas. Las
«regaoras» o «patanas» son las mozas del pueblo ataviadas
con el traje típico del lugar, denominado de «bayeta». Su función es
escoltar la imagen durante la procesión, regándolo todo de confites y confeti.

 

Durante la misa, las
Carantoñas permanecen fuera de la iglesia, ya que no les está permitido entrar
«porque son máscaras».

 

El tamborilero pone
sonido a la fiesta. Una vez finalizada la misa, empieza la procesión. Cuando el
Santo aparece en la puerta de la iglesia, los tiraores, dispuestos a ambos
lados de la misma, disparan sus escopetas entre
el griterío y los vivas a San Sebastián, acompañado siempre por la música del tamborilero.

 

El aspecto de las
Carantoñas es tremendo, y actúan siempre de dos en dos, haciendo una reverencia al
Santo durante la procesión por las calles de Acebuche. Terminado el
recorrido, las Carantoñas reparten y tiran entre el resto de la población unas
gachas, hasta que finalmente son dispersadas por la presencia de un elemento
común en muchas fiestas de la zona: la «Vacatora».

 

La
«Vacatora» es una carantoña con cornamenta sobre
unas parihuelas y tapada con una manta,
que deja asomar unos largos cuernos de vaca y lleva colgando un
descomunal cencerro.
Su misión es dar por finalizada la fiesta, asustando a las Carantoñas y
dispersándolas, entre carreras y revolcones, jolgorio éste, en el que
participan todos los presentes. Como colofón, todos se dirigen a casa de los
mayordomos «al convite», consistente en dulces y vino de la zona.


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