Testimonio de un joven: Un regalo inesperado

Visitar la Casa de la Misericordia de Alcuéscar es siempre algo especial que no deja a nadie indiferente, lo que allí se vive y respira es muy diferente a lo que la mayoría de la gente está acostumbrada. En nuestro caso, lo que hemos vivido en estos cuatro días, para las nueve personas que llegamos de Torrijos como visitantes, no sólo ha sido una mera convivencia o un simple tiempo de voluntariado, ha sido todo un regalo de Navidad, una experiencia tan gratificante que será muy difícil de olvidar.

[Img #33759]Nuestra visita, en principio, estaba planeada para dar parte de nuestro tiempo de vacaciones trabajando como voluntarios, pero al final creo que ha acabado siendo más para recibir. Por un lado, de los Esclavos de María y de los Pobres hemos recibido tal acogida y buen trato que han hecho que acabemos sintiéndonos como en nuestra propia casa. Y por otro lado, hay un lugar y unas personas que, en sólo cuatro días, se han hecho un hueco en los corazones de todos los que allí hemos estado, puesto que poder ayudar y convivir con los residentes de la Casa de la Misericordia es algo muy especial. Al principio y en ciertos momentos puede ser algo impactante y difícil, pero a medida que vas pasando más tiempo con ellos, te vas dando cuenta de que tu ayuda, tus palabras, tu afecto o tu simple presencia puede ser muy beneficiosa y agradable para los residentes, y ver que personas en esa situación son un poco más felices gracias a ti, es un gran regalo.
Por todo esto, sólo podemos dar las gracias al Padre Fernando, a los Hermanos y a los trabajadores de la Casa por acogernos y permitirnos colaborar con ellos en estos días de Navidad.