Digital Extremadura

CARNAVAL OBLIGATORIO

OPINIÓN
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Yo siempre había pensado que el carnaval era una
transgresión, un revulsivo “antisistema” de eternos perroflautas. Y que se
participaba en él con libertad, con desenfado, con desorden en todos los
sentidos. Que era radicalmente contrario a todo tipo de institucionalización
sistematizada. Que hervía en desenfreno, irreverencia, burla y espontaneidad.
Que no aguantaba la mínima conducción “de instancias superiores”, sino que muy
al contrario se burlaba de ellas, las zahería, ponía patas arriba su maquinaria
de control.

Pero cuando veo a las autoridades dirigir sorteos
sobre el orden de participación en los desfiles, sobre la salida al escenario,
instituyendo premios, concursos reglamentados, siento que no hablamos de
aquello que creía sino de una mascarada, que -eso sí- puede ser incluso divertida.
Ahora bien, no es lo que perseguían los guardias civiles en mi pueblo cuando yo
era pequeño, escondiéndose los atrevidos al disfraz y a la chanza en las
esquinas, al tiempo que cantaban y que gesticulaban con gracia mordaz,
improvisando su actuación.

Y dentro de esta vuelta de tuerca al contrario de lo
que yo pensaba, están las programaciones que sobre el carnaval hacen muchos centros
de los niveles de educación obligatoria. ¡Ale!, toda una clase vestidos de
piratas (¡menos mal!); otra de príncipes y princesitas; la de más allá, de aves
de corral, o de protagonistas del circo (con lo poco que les gusta a los
pequeños hacer el papelón de “payasos” -en lugar de domadores y de trapecistas-,
que a la hora del reparto les puede tocar “de forma obligatoria”).

Padres: a confeccionar los trajes que les “ordenan”
en la escuela, o a comprarlo en las tiendas montadas al efecto, o incluso en
librerías, que de todo hay que hacer para salir a flote en medio de la crisis.
Y a soltar la pasta, claro, que este “uniforme” no se nos da como regalo.

¡Bonito carnaval, bien regulado, donde nada se deja
fuera del encaje escrupulosamente cernido por los que deberían temerlo, pues su
explosión y desahogo estaba destinado -aunque fuese levemente de
“mentira”-  a poner en solfa sus valores!

http://moisescayetanorosado.blogspot.com

 


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