Gran lección del mejor y más puro teatro impartieron Magüi Mira y Ana Wagener el sábado 15 en un gran teatro que no registraba ni media entrada.
La
compañía Mirandez Producciones, con los auspicios del Teatro Español y bajo la
dirección de José Pascual, demostró que se puede hacer buen teatro sólo con un
gran texto, el último y quizás más logrado del norteamericano David Mamet, sin
apenas escenografía ni otros medios que no sean la excelente interpretación de
unas enormes Ana Wagener y Magui Mira. Ésta, presa por un asesinato
revolucionario juvenil, en clave anarquista, cree haber purgado suficientemente
su delito, del que se arrepiente, y por ello desea reintegrase a una sociedad
libre y así poder visitar a su padre moribundo.
Ella
está agradecida a Dios que le ha ayudado a convertirse, pero la directora de la
prisión no se compadece y después de haber expurgado sus libros y anotaciones
inquisitorialmente, piensa que debe seguir purgando aún más tiempo su delito y
con ello muestra una cruel falta de compasión y comprensión e incluso abusando
de su gran autoridad.
La
hora y cuarto de este intenso y dramático diálogo mantienen en vilo el interés
del público, que sin pestañear, agradeció con fuertes aplausos este excelente
teatro tan humano y tan bien llevado, sobre temas tan eternos: la libertad y el
poder, la represión y la autoridad, el castigo y el arrepentimiento, la anarquía
y la religiosidad.
Enhorabuena
a este montaje tan premiado meritoriamente. Qué lástima que tan poco público en
pudo disfrutarlo. Esperemos que el público cacereño responda mejor en próximas
obras de tanta calidad.
Miguel
Fresneda