Me llevé una
sorpresa, bastante desagradable, cuando al volver a mi coche me encontré, tras
haber sobrepasado la media hora de aparcamiento en zona azul de una sanción de
¡80 euros¡ Hemos perdido el norte, es
cierto que la clase política ha perdido credibilidad y es una pena que esto
suceda, porque hay gente con voluntad de servicio que estamos viendo todos los
días, sobre todo a nivel de
Ayuntamientos que gastan su tiempo, sus energías y su vida familiar en conseguir cosas que
creen adecuadas para la ciudadanía, sin
que ello les reporte ventaja económica ni social alguna. Luego aparecen las
noticias de los obscenos sueldos , como los de Magdalena Álvarez o Almunia, y acaban pagando, el descrédito,
justos por pecadores. Nadie ha puesto en tela de juicio que el dueño de Zara cobre de dividendos de su
empresa 900 millones de euros, al contrario, es una satisfacción, ver que
una empresa española tiene éxito. Se los ha ganado. ¿Pero quién pone los
astronómicos sueldos que se han colocado los diversos personajes que hay
colocados en la UE, incluso a veces olvidando que son españoles y que como
tales, deberían defender a ultranza los intereses españoles en lugar de ir en
contra? No es de extrañar que ante esa distorsión,
entre los ingresos de ciertos personajes presentes en la política y los que cobra el
80% de la ciudadanía, estos pierdan el sentido de la proporcionalidad. No es
comprensible, si no es así, el que, por no llevar un perro con correa, en Barcelona
quieran poner una multa de ¡1.500 euros¡. No es de recibo, que por pasarte media hora de tiempo en un aparcamiento, la sanción sea el equivalente a dos días de
trabajo. ¿Hay proporcionalidad entre la falta y el castigo? Evidentemente, no.
Por lo tanto estas sanciones que nos ponen, sobre todo, por incumplir alguna norma del código de
circulación, son exageradísimas, si se tiene en cuenta la trascendencia de la transgresión y el
costo laboral que conlleva el poder pagar ese importe , lo que las convierte en
unas sanciones evidente y sumamente
injustas. Porque es cierto que tras la
crisis se va abriendo una brecha social,
cada día mayor, entre la población , lo que
nos retrotrae a algunos que tenemos unos
cuantos años encima a situaciones ya pasadas. Cada día las diferencias sociales,
que parecía se habían borrado, o al
menos se había incrementado la clase media,
se van incrementando y engrosándose
los niveles de pobreza, bajándose el tanto por cien de clase media, mientras
que los de muy ricos es cada día mayor.
Que los empresarios pidan una mayor bajada de sueldo de sus empleados , parece
indicar que los defensores de los trabajadores , llámense sindicatos, (
¿por qué no también de los parados?)
están en otras guerras, y no en la
defensa en los despachos de los derechos del trabajador, en lugar de montar
algaradas, que son más ruidosas, pero quizás menos efectivas que incordiar al
político que toque. Comprendo que ser empresario en la actualidad es una
heroicidad. Pero sería mejor que pidieran una bajada de impuestos, en lugar de
sueldos. Y por parte de los gobiernos,
de cada uno de los estamentos políticos, iniciaran una reducción de deudas, aplicar la filosofía de la economía
doméstica a la pública, porque los intereses de estas permitirían, si no se
tuvieran que pagar, el liberar a la ciudadanía de una gran carga de
obligaciones impositivas, y por lo tanto
que tuviera una mayor disponibilidad dineraria en sus manos, en lugar de las entidades que les proporcionan ese
dinero, lo que conllevaría una evidente posibilidad
de acabar con el paro.
No es de
extrañar, que ante este panorama con
multas e impuestos, que ya eran grandes
en épocas de bonanza económica, pero que
se han hecho gigantescas al mantenerse e incluso incrementarse, en época de
escasez la percepción de la gente ante los que nos gobiernan sea. ¡Estos no se
enteran de nada¡
Quizás un
buen regalo, para todos los que se dedican a la alta política, sea un
destaponador de oídos, aunque me temo que el nivel de decibelios que les
llegaría de la ciudadanía , sería de tal
calibre, que los volvería a dejar sordos.