Qué habría de temer del fuego propagado por tus labios, de
las mentiras que agostaron el rencor hasta la yesca y que me aluden no sé por
qué yo he de defenderme
Acaso los burdeles pretenden a los castos que no acuden?
No entiendo las razones que tuviste, mas no esperes
ofenderme aunque lo quieras y encuentra otra manera de rendirme.