![UN REY BAJO EL SOL [Img #36625]](upload/img/periodico/img_36625.jpg)
¡Qué país, Miquelarena!. Y Don Alfonso de Borbón, primo hermano del Rey, que tuvo la amabilidad de presidir, en Lardy, la presentación de mi libro sobre la infancia de Don Juan Carlos… Y, en busca del panal de rica miel, no faltarían carlistas como Carlos Hugo. ¡Tantas peleas! Pero, con Franco, no valían maniobras; y se decidiría – bien lo había meditado – por el hijo de Don Juan, a pesar de la lucha entre juanistas y juancarlirtas; y lo que supondría la herencia del hijo frente al padre, Estoril de ensueños, vigilancias y destierros, la tragedia de su hemano, Don Alfonsito, “El Senequita”, que dejaría la pena colgada para siempre en “Villa Giralda”, en un Viernes Santo de luto y llanto. No, no ha sido para El Rey un camino de rosas su vida, llevar el timón de la vieja Iberia; y la espera desesperada de los romeros de Zarzuela, donde no faltarían los buenos modos de Jacobo Cano – muerto trágicamente en su automóvil al regreso de Palacio -; y la grandeza de Don José Joaquín Puig de la Bellacasa, Secretario General de la Casa, que llevaría a políticos de la oposición al franquismo hasta el faro de La Zarzuela, con una diestra y siniestra liberal – a Jordi Puyol en su coche -. Y llamado para ser Jefe de la Casa. ¡Qué gran Señor!. Junto a la soledad del Rey, los alivios y consejos de Nicolás Mondéjar – su segundo padre -, Jefe de la Casa y sus sucesores: Sabino Fernández Campo, Fernando Almansa, Alberto Aza y la gran tarea del actual, Rafael Spottorno, protagonista de los acontecimientos de estos días.
![UN REY BAJO EL SOL [Img #36626]](upload/img/periodico/img_36626.jpg)
¿Qué sabía ese chico de la España de posguerra envuelto en un clima asfixiante? Todo sería tan desconcertante para él, por más que en “Villa Giralda” no se hablara de otra cosa que de España. Sí, hasta la mitificación. Qué mundo tan solanesco y kafkiano, que hasta en la visita de Don Juanito a Franco, vería cómo un ratón jugaba con la borla del fajín del general. Todo tan sórdido hasta el largo camino hacia el Trono, no exento de intrigas.
Qué lejano queda aquel Don Juanito del íntegro preceptor Eugenio Vegas Latapie – casado con la cacereña Leonor Ceballos-, en Lausana y Friburgo, sigue los estudios del Principe impartidos por los Marianistas; y, posteriormente, en Madrid, recitaría las coplas de Jorge Manrique en su “exilio” del Retiro; y siempre cerca de él y de la abuela – la Reina Victoria Eugenia – “Gangán”- en el destierro. Tan gran Reina como mujer, viuda de Alfonso XIII; y hasta Unamuno le dedicaría unos versos. Y el eco atlántico de “Villa Giralda”- Estoril -, con olor a mar y sonido a fado, Don Juan y Doña María y la palabra España se repetía hasta la saciedad. Y, con la llegada del Príncipe a nuestros lares, no faltarían coplas de mal gusto: “De Portugal ha venido/ de Portugal ha llegado /el que dicen Rey de España, el infante don Juan Carlos. (… ) Y finalizaría: ”El que quiera una Corona / que se la haga de cartón / que la Corona de España no es para ningún Borbón.”
![UN REY BAJO EL SOL [Img #36627]](upload/img/periodico/img_36627.jpg)
Ha llegado la hora del adiós. ¡Qué casualidad: Suárez y El Rey! Y, en cierto modo, ese tiempo lo hemos recorrido y compartido todos juntos, con sobresaltos como el 23 F. Atrás quedaría el tiempo de las recepciones sencillas en Zarzuela, Elena y Cristina, adolescentes; el Príncipe, más pequeño. Hace unos años, le llevé al Palacio de Oriente a la Infanta Elena mi libro sobre la infancia de su padre; y le dije que se lo diera a Froilán. Y, con un gesto de posesión, exclamó: ”¡No, este es para mí!”.
Con la abdicación del Rey, palidecen muchos de nuestros recuerdos y la nostalgia anida en los ánimos, porque, en cierto, sentido, los Reyes – el General Franco, también – forman parte de nuestros pasos, vivencias y recuerdos, la historia, en suma; la melancolía de las hojas del calendarios, “hojas del árbol caído / juguetes del viento son”. Que caen como el sol en la hucha de la noche. Un día, el Rey le dijo a Adolfo Suárez:”Lo que yo pretendo es que todos los españoles tengan un lugar bajo el sol”. Un gran escritor – no recuerdo su nombre – decía que, aunque lo rechazáramos a los Reyes, deberíamos perdonarlos,”porque un Rey es la Patria encarnada”. El Rey ha abdicado; ¡viva Felipe VI!.






