Muchos ciudadanos progresistas, de serena y lúcida vocación de izquierdas por convicción personal y solidez ética, entre los que me hallo dentro de mi condición de INDEPENDIENTE, venimos recapacitando últimamente con bastante preocupación, en torno a un fenómeno socio-político, que parece haberse ubicado en MÉRIDA, al menos en las conciencias de muchos emeritenses.
MÉRIDA, una ciudad de gran tradición socialista y obrera, ha dejado de serlo para convertirse en una ciudad de servicios de media jornada (de 8:00 a 15:00 horas), conservadora y de derechas, de los que piensan que el “Estado del Bienestar” ya lo tenemos amarrado para siempre.
Y es que, el resultado electoral del pasado 25 de Mayo, con la consiguiente configuración de nuestro Ayuntamiento del PARTIDO POPULAR, así parece indicarlo; pero analizando detenidamente este asunto, puedo asegurarles que la realidad es otra bien distinta; y es que con los datos en la mano, me permito demostrarles que la “DERECHA”, a pesar de todo continúa siendo minoritaria en MÉRIDA, y por el contrario, la “IZQUIERDA” si es mayoritaria; aunque solo hace falta, que los que son…, acaben de enterarse de una jodida vez.
Uds. se preguntarán, que como es posible, y yo les aseguro que es muy sencillo. ¡Ya verán!. La “DERECHA” viene consiguiendo y disfrutando desde hace ya muchos años, de un proceso de concentración desenfrenado, y la “IZQUIERDA” por ser tan autocrítica, utiliza todo lo contrario, es decir la separación, la disgregación y la desbandada.
Actualmente al PARTIDO POPULAR, le vienen votando un abanico muy variado de electores, desde el nostálgico fascista del antiguo régimen (que podría votar de nuevo a Franco, si existiera), pasando por el conservador ultra católico más refinado y el neoliberal e individualista pragmático (que sin temor a equivocarme, siguen votando a la derecha más tradicional), y también el democristiano humanista (puesto que no existe de hecho Partido Democristiano), lo votan los incansables negociantes modernos de mentalidad mercantilista europea (que hasta podrían decantarse por un partido liberal que hoy en día, no existe en MÉRIDA), y hasta los centristas con sensibilidad social, que todavía no confían en las estructuras políticas de los partidos de centro.
Y la verdad, es que tienen poco que ver entre ellos…, -son totalmente distintos- pero depositan sus esperanzas en una única formación política, con lo cual, hacen del pragmatismo su bandera, que está muy por encima de la diversidad ideológica.
El resultado final, aunque no nos guste, es que en MÉRIDA: 13 Concejales y mayoría absoluta del PARTIDO POPULAR, más 2 Consejeros de libre designación para ahorrar, por si éramos pocos…
Desafortunadamente y por el contrario, en la “IZQUIERDA” se da el fenómeno contrario, es decir, el de la dispersión y la disgregación. Por esto precisamente, el panorama del espectro socio-político de la izquierda, es lo más parecido a un reino de taifas, que ha disgregado el voto progresista entre: PSOE, IU, Siex, UPyD, Los Verdes, etc., etc., etc., etc., y etc.
Si la “IZQUIERDA” hubiera actuado de la misma forma que la “DERECHA”, es decir concentrando el voto en una sola formación o plataforma política, el resultado habría sido totalmente distinto, es decir en MÉRIDA habríamos conseguido: 13 Concejales o más, con “mayoría absoluta de progreso”, entendiendo que este porcentaje podría haber sido infinitamente mayor.
¿A dónde quiero llegar con esta reflexión que les hago?. Pues en mi humilde opinión, creo que la “IZQUIERDA” debe ser más responsable y consecuente con el electorado al que pretende representar, debiendo olvidarse de las envidias, de los personalismos, los rencores, los narcisismos y las políticas de bajo perfil, y pensar y actuar en conjunto, tendiendo puentes de acercamiento, con humildad y sentido colectivo de las cosas.
Para eso, primero hace falta abrir un debate serio y en profundidad de redefinición de contenidos, técnicas, tácticas…, y también de actitudes y comportamientos personales, con la idea de paralizar y reducir la enorme fisura que en la actualidad separa a la clase política y a los partidos de la ciudadanía en general.
Una persona de mi entorno familiar muy querida por mí, me dijo hace ya muchos años, que en la vida, pero sobre todo en la política, hay que ser “pragmáticamente utópico”, para no perder nunca el ideal que te motiva, pero sobre todo para no perder el camino emprendido, con los pies firmes en el suelo.
¿Por qué no lo intentamos y recuperamos la referencia progresista de MÉRIDA?, porque resulta que la realidad que estamos viviendo también nos revela, que ha sido la “IZQUIERDA” preferentemente la que ha modernizado esta ciudad durante más de 30 años, desde el inicio de la transición política en España y eso no hay quien nos lo pueda negar.