Sara Baras ha tenido el mejor debú posible en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Su «Medusa, la guardiana”, que es además el primer espectáculo que crea adentrándose en la mitología grecoromana, arrancó fuertes aplausos y vítores de los 2.200 espectadores que acudieron al estreno.
Una primera representación que se prolongó durante setenta minutos, mas unos minutos de tablao flamenco que el elenco añadió de regalo a los fieles seguidores de Sara Baras, que se dieron cita en el Teatro Romano y aplaudieron de forma cálida al término del espectáculo y dieron su aprobación al mismo.
Baras conoce de sobra el escenario, por el que ha pasado en otras ocasiones (la última el pasado 8 de septiembre en el Día de Extremadura), pero anoche lo hizo por primera vez formando parte del Festival, y con un espectáculo muy distinto a todo lo que había hecho hasta ahora.
Clasicismo y flamenco se dieron la mano en un montaje que tuvo el acierto de no tapar con ningún añadido la escena del Teatro, que nos hizo recordar en algunas notas musicales la Medea de Manolo Sanlúcar y que podía haberse entendido sin la ayuda de la Conciencia, representada en el actor Juan Carlos Vellido, que realizó bien su reto de integrar la palabra en un espectáculo de danza, aunque quizás resultara un elemento extraño al baile y a la música, que fueron en todo momento protagonistas principales de la obra. Su corto trabajo no era quizás necesario para su comprensión.
La bailaora insufla un corazón superflamenco al que quizás es su montaje más teatral, con una coreografía en la que prima más la interpretación que el movimiento y donde es preciso destacar también el buen trabajo del bailaor cordobés José Serrano, en la piel de Perseo y la dirección musical de Keko Baldomero, a la altura de otros grandes que han pasado por este teatro, como Manolo Sanlúcar.
La coreógrafa, bailaora y directora del espectáculo, defiende su personaje con todos los sentidos, “interpretando con la danza las palabras”, algo que nunca había hecho, como dijo en la presentación, y con la misma implicación de sus bailarines, que no son secundarios sino personajes con entidad propia.
Un montaje especial esta Medusa, con palabras y sin cantaores, pero con instrumentos como guitarras y percusión, que evocan los sonidos de la antigua Grecia, donde Medusa encuentra su libertad en su descanso con la muerte y que ha permitido a Sara Baras poder “bailarle a las palabras”.
Al término del espectáculo, Sara Baras, que se enfrentó a los medios de comunicación con una camiseta a favor de Martina, una niña de Badajoz que sufre el síndrome de Rett a la que dedicó el espectáculo, confesó su emoción por actuar en el Teatro Romano: “No tengo palabras, me lo he dejado todo ahí arriba, lo mismo que todos mis compañeros, que se han dejado el alma en estas piedras maravillosas”.
Baras dijo que “es un honor participar en este Festival, que tiene un público maravilloso”, y añadió que “hemos hecho una Medusa que ha salido directa del corazón y que defiende los valores esenciales para vivir bien”.
Su compañero principal de reparto José Serrano repitió su agradecimiento a la organización por contar con ellos y a los espectadores les pidió que ahora, “el boca a boca se mueva”.
Juan Carlos Vellido dijo que era su primera actuación en el Teatro Romano, “que ya había visitado como público”, y que es “un lugar mágico, donde he tenido la suerte de actuar y aprender con dos grandes bailarines y actores”.
El director musical Keko Baldomero invitó a los músicos a acercarse a los medios de comunicación “como homenaje a su buen trabajo”, y deseó que “esta Medusa tenga representaciones por todo el mundo”.
La consejera de Cultura Trinidad Nogales, junto a los consejeros de Fomento y Agricultura Víctor del Moral y José Antonio Echávarri; y el portavoz del gobierno municipal Fernando Molina asistieron al estreno de Medusa, que se representará hasta el domingo 13 de julio en el festival de Mérida, y el 8 de agosto se estrenará en el Festival Castell de Perelada (Girona).