Obcecados andamos, si, obcecados…
Al son de una desafinada orquesta por supuesto que bailamos.
Ocupa alguna desdicha cada rincón borrando la sonrisa
de los rostros normales con tanto desatino…
Un olor nauseabundo es el que se respira:
crisis, corrupciones, calvarios, sinsabores, triste sino…
También la luna parece que perdió su luz
y las estrellas huyeron a otro lado,
mientras cerradas nubes del sol ocultan la virtud
pues solo negros horizontes atisbamos.
Nos acechan crueles obsesiones sobre pasados primorosos,
derrotándonos terribles guerras carentes de batalla,
y alucinamos con irreales universos en pantalla
pretendiendo huir a toda costa del presente doloroso.
¿Qué haremos con el resto de la vida
si somos llaga nada más, puro lamento?
¿Qué rumbo tomarán nuestros fugaces días
si el espejo dice que mostramos esperpento?
Será mejor coger al fin las riendas,
gozar a modo las pequeñas ilusiones,
echándole hasta la muerte muchos bemoles.
¡Basta ya de tanta ruina y tanta pena!
¡A vivir! No hay un instante que perder.
La botella, sin duda, siempre medio llena…
Peleando por cumplir los sueños poco tenemos que temer
porque veloz concluye el deambular en esta Tierra.
Obcecados andamos, si, muy obcecados…
Y más valiera que feliz remedio pronto lográramos.
Fernando Ángel Lumbreras García
Autor de “Historias azules”, Ediciones Alfar (2013)
http://www.youtube.com/watch?v=5_WkxChXa1w