Este verano no he sembrado nada en el huerto. Estoy vago, vago, vaguísimo y, si a ello le añadimos que cada tomate del huerto me sale (casi) a millón, tengo claro que este año el huerto lo dejo en «posío» -que dicen en mi pueblo-.(*)
Por eso, este año las verduras y hortalizas las tengo que comprar. Mi frutero se encarga de proporcionarme la mejor calidad y yo no le discuto el precio. No obstante, los miércoles me doy un paseo por el mercadillo apenas ha salido el sol y tengo dónde elegir y al mejor precio productos que trae el propio hortelano para su venta.
El pasado miércoles compré calabacines (5 piezas, 1 €), tan frescos que aún «sangraban» los muñones del corte.
Dos de ellos fueron para hacer estos espagueti de calabacín y con el resto he preparado, para hoy, un pisto con todas sus consecuencias.
Vas a necesitar para hacerlos:
Dos calabacines. (con su piel).
Un puñado de aceitunas negras cacereñas sin hueso.
Una lata pequeña de anchoas. (40 gr.)
4 ó 5 tomates secos en aceite.
Un pellizco de sal y una pizca de pimentón.
Lava los calabacines y córtalos con la cuchilla de las patatas paja de la mandolina.
Cuécelos al vapor durante 30 segundos. Deben quedar «al dente», flexibles pero firmes).
Alíñalos en caliente con las aceitunas, las anchoas y los tomates secos.
Echa un chorrito del aceite de los tomates, unos granitos de sal y una nube de pimentón.
Deja enfriar en la nevera.
Le va un vinito blanco, fresquito, con un poquito de aguja o una cervecita bien fría.
(*) Posío —que no aparece en el DRAE pese a estar muy extendido en las hablas meridionales— hace referencia a la tierra de labor que se deja descansar sin ser labrada.