Digital Extremadura
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Andaban derruyendo con alevosía las dos preciosas y monumentales escuelas que levantó la II República en el ejido del lugar.  Auténticos edificios bioclimáticos y de arquitectura muy adelantada para aquel año de 1935.  Pero la falsa modernidad instó a la Administración educativa de la Junta de Extremadura, que dirigía el socialista Guillermo Fernández Vara, en connivencia con Teófilo Marcial Hernández del Río, alcalde de la localidad y de la misma cuerda política, a demoler tan emblemáticas escuelas.  Se iniciaron las obras de un nuevo colegio pero pronto se paralizaron y, en estos casi cuatro años en que las gaviotas del PP han revoloteado por el lugar, no se ha puesto un ladrillo más. Muchas lunas abandonada la obra y expuesta constantemente a manos que, aprovechando la nocturnidad, la han ido saqueando con gusto y gana. 

 

     Destruyendo andaban lo que costó tantos sudores y emparejé con Pedro Jiménez Montero, carne dura y pura de la diáspora y al que nombrábamos como Ti Pedro “El Tanquillo”. Había venido de los Madriles a dar una vuelta por el pueblo.  Ti Pedro había nacido el mismo día en que moría el famoso poeta, dramaturgo y novelista francés Jean Aicard, un 13 de mayo de 1921.  Era hijo de Ti Pedro Jiménez García y de Ti Bárbara Montero Blasco.  Viendo cómo metían la piqueta, no pudo aguantar su enfado: “¡Me cagüen diola, mira que tiral ésah ehcuélah, con lo bien jéchah qu,ehtaban, con lah suh paréh de piedra, loh suh ventanálih, únuh cimiéntuh cumu no había ótruh en tó el pueblu…! ¡Esu era una obra de chínuh, que daba gúhtu ehtendel la víhta sobri ella!”  Y el paisano me refería que él, camino de los quince años, estuvo de “aguaol”, llevando agua con un burrito para la obra.

 

     Mentó Ti Pedro a los chinos y la conversación derivó hacia esas personas que parecen todas iguales y a las que se les encajona dentro de las etnias amarillas.  Y se extrañaba el amigo “Tanquillo” que los curas pidieran, años atrás, todos los domingos en la misa limosna “pa loh chinítuh” y que, al poco, el país de los mandarines se hubiese convertido en toda una potencia mundial. 

 

     Pasmado me quedé al comentarme Ti Pedro que aquel misterioso ser que les guió en la noche, cuando otros muchachos y él se perdieron por la dehesa del pueblo, era igual que un chino que hacía magia y que vio, años después, en una película del cine de Ti Elías “Guajira” (Elías Montero Jiménez).  “Pa,í andaríamuh -me relataba- pol loh ochu o nuevi áñuh.  Andábamuh a níuh pol la jesa y moh s,echó la nochi encima y ya moh trahtabillámuh tóh y en vé de il pal lau del pueblu, juímuh del revéh.  Moh entró muchu mieu y venga a dal vócih y a lloral, y jué antóncih cuandu moh s,apareció un hombri altu, con un sayón blancu y trahparenti, que paecía c,andaba sin pisal el suelu y llevaba un perrinu al lau.  La genti moh diju dihpué que el hombri esi era San Antoniu”.  Ti Pedro me seguía  narrando que empezó a lloviznar y aquel extraño personaje los guió hasta un sitio que le dicen “El Tinau de don Agapitu”, por los parajes de “Loh Mingórruh”, dentro ya de los términos del pueblo de El Cerezo.  Allí se refugiaron y pasaron la noche, sin miedo alguno porque se sentían seguros en la compañía de su protector.  Al despertarse, siendo de día, el hombre ya había desaparecido.

 

     No sabemos que don Mariano Rajoy Brey haya pedido para los chinitos, pero seguro que algún óbolo depositaría en el platillo del monaguillo, como tantos otros derechistas de misa diaria o dominical y golpe en el pecho, para la mentada causa.  Lógicamente, aquel dinero recolectado por la Iglesia y auspiciado por el nacionalcatolicismo franquista iría a parar al Kuomintang (Partido Nacionalista Chino), en guerra abierta contra los comunistas del Ejército Popular de Liberación. ¡Al marxismo, ni agua!, clamó siempre la derecha. Pero ganaron los comunistas y a ellos ha ido a visitarles estos días el presidente del Gobierno.  Con todos los honores ha sido recibido.  Los chinos saben hacer remilgadas zalamerías a quien dirige un gabinete ministerial que ha tenido la desvergüenza de abolir el principio de Justicia Universal, que permite campar a sus anchas a narcotraficantes, a mafiosos en la trata de blancas y a genocidas (como algunos chinos que masacraron a la población tibetana), entre otros hampones y asesinos.

 

     Mariano ya no pide para los chinitos en estos últimos tiempos, sino que, ahora, es él quien pide a los chinos que inviertan en esta España que la derecha intenta maquillar como si se tratase de un paraíso o de la locomotora que tira del resto de Europa.  Entre depredadores anda el juego.  Tres pitos le importa a don Mariano, por no decir a don Montoro, que el Banco de España haya alertado del frenazo del PIB y del empleo y que los signos de debilidad que presenta la economía en el tercer trimestre del presente año sean más que alarmantes.  Sabido es del menor crecimiento de las exportaciones (advertido, igualmente, por dicho Banco), lo que conduce a duplicar el déficit comercial respecto al de hace un año.

 

     Hay que tener una barbada jeta que se la pisa para  pintarle un edénico paisaje a los chinos cuando la deuda pública española superó el pasado junio la barrera histórica del billón de euros o cuando la remuneración de los asalariados ha bajado en 41.626 millones de euros entre 2011 y 2013; es decir, desde que el PP llegó al poder.  El descenso ha sido del 7,8%.  Caen los salarios y engordan los beneficios empresariales.  Claramente, los empresarios chinos sin escrúpulos, o los de las Chimbambas, muy en línea con el esclavismo del siglo XXI, pueden encontrar un terreno más que abonado en esta España de la que dijo el estadista, militar, político y prosista alemán Otto Eduaard Leopold von Bismarck-Schönhausen que era “el país más fuerte del mundo porque los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido”.  Estiércol más que abono cuando el gallego y su gobierno acaban de sumar 9.127 millones de euros a la riqueza nacional, procedentes del tráfico de drogas, la prostitución y el contrabando del tabaco y del juego, todos ellos sucios negocios ilegales.  ¿Qué les  dirán a sus confesores, ellos tan creyentes y tan amigos de la Iglesia más cutre y más casposa?

 

     No han sido muy fructíferas las gestiones de quien es la cabeza más visible del PP (partido que acaba de ser tachado por el juez Pablo Rafael Ruz Gutiérrez de “lucrarse con fondos procedentes de un delito”) con los chinos.  Algunas toneladas de forraje, otras historias de aerogeneradores y pare usted de contar.  Parece ser que Rajoy y su séquito no han encontrado un chino de luz resplandeciente que les guiara entre las tinieblas, tal y como el que dirigió con buena mano a Ti Pedro “El Tanquillo” y a sus amiguetes cuando se perdieron por la dehesa.  Los chinos, que inventaron la magia de la pólvora en el siglo IX de nuestra era, no se han dejado deslumbrar por foráneos efectos mágicos de un Rajoy que está en horas bajas y temblando que llegue, en el próximo mayo, tal y como decían en mi pueblo, el “capaol de Frádeh” y meta la cuchilla en las turmas de la piara que dirige.

 

     Tampoco sabemos si nuestro José Antonio Monago, el que se pasea con la sombra de Iván Redondo (el Arriola de nuestras penillanuras) pegada a sus costillas, depositó alguna peseta en la bandeja de aquellos otros monagos eclesiales, destinada a los chinitos.  Los amarillos no se  lo tendrán en cuenta.  Pero no creemos que su carácter extrovertido y aparatoso o los consejos de su machaca le lleven a seguir los mismos pasos que su admirado Mariano. Él ya tiene bastante con Israel. No está la orilla apetecible por estas tierras donde el Tribunal de Cuentas ha revelado que se acumulan, desde 2012, problemas de Tesorería por más de 38 millones de euros y que el Gobex se monta tinglados chipirifláuticos en los asuntos de las encomiendas de gestión, compadreando con sociedades mercantiles, tal que GPEX y AVANTE.

 

     Se ha conocido, igualmente, que en los diferentes estamentos de la Administración extremeña hay 5.000 puestos ocupados por sujetos nombrados a dedo, habiéndose generado una administración paralela que ya inició Ibarra, mantuvo Vara y ha consolidado y aumentado Monago con conmilitones de sus mismas banderas.  La red clientelar del bipartidismo al desnudo.  Se fomenta la precariedad laboral pero no cesa la dedocracia. El empleo público se congela y las nóminas de los funcionarios se someten por quinto año consecutivo a una feroz glaciación, pero el Gobex, que tanto habla de regeneración con la boca chica, igual que otros de su ralea, no quiere que le mienten la clientela, bajo la excusa de que “son puestos necesarios y gastan poco”. ¿Cómo van a dejar a los suyos en pelotas o tan solo con las bragas puestas?

 

     Ti Pedro Jiménez Montero, al que La Pálida le guadañó el aliento el día de San Macedonio del año en curso, cuando iba camino de los 93 inviernos y marzo bufaba con grandes ímpetus, podía estar orgulloso de haber coadyuvado a levantar una obra de chinos, de no haber dado un céntimo para los chinitos pues no se podía permitir tales lujos y de haber tenido como guía a un mágico chino en una noche tenebrosa.  Pero de lo que no podrán presumir Rajoy y los suyos es de venderle la moto a los ambarinos rojos de la China, porque la máquina lleva ya la tira de tiempo averiada.

  


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