FERNANDEZ VARA HA DE MOJARSE

Me parecen muy acertadas las manifestaciones hechas públicas hoy, 9 de noviembre, por Guillermo Fernández Vara en su blog personal: «No participaré jamás en lapidación alguna en la plaza pública», refiriéndose, claro está, a la situación creada tras la difusión de los viajes a Canarias a cargo del erario, realizados por el actual presidente de la Junta, Monago, en su época de senador. Sin embargo, no creo yo que denunciar el comportamiento irregular de Monago y exigir que tenga consecuencias en términos políticos haya de constituir lapidación alguna. Es propio de personas de carácter afable, como es el caso de Fernández Vara, no aprovechar heridas ajenas para hurgar en ellas en busca de más dolor, pero el líder del PSOE de Extremadura no debiera olvidar que esa condición le obliga a ejercer una labor de oposición que no debiera delegar en terceros. La  publicación en su blog personal, como digo, con dos o tres días de distancia de los momentos cumbre de la crisis, de unas consideraciones que se esfuerza en que sean lo más suaves posible no me parece ejercicio suficiente de sus obligaciones políticas. Y de sus obligaciones con aquellos a quienes representa. Hay medios de difusión de mayor alcance que un blog.

 

Según creo, el reglamento de la Asamblea de Extremadura impide la presentación de dos mociones de censura por unos mismos signatarios si entre ambas no ha transcurrido un año como mínimo, y la anterior fue presentada por el PSOE en el pasado mes de mayo, de modo que poco hay que hacer con esa herramienta; menos aún si se considera la relativa cercanía de las próximas elecciones autonómicas. Pero, ahora que algunos de los parlamentarios de IU que, mediante el pacto explícito o implícito con el PP, permitieron que gobernase Monago, han sido críticos con el comportamiento público del presidente de la Junta, quizás pudiera articularse algún procedimiento que permitiera que en la próxima sesión del 27 de noviembre en la Asamblea, en la que el señor Monago va a «informar de todos los detalles relativos a su labor como senador» en la época de sus cuestionados viajes a Canarias, esta posición crítica tuviera cauce de expresión y, de una u otra manera, quedara en evidencia (si ese fuese el caso) la situación de minoría parlamentaria en que se hallaría el actual presidente de la Junta. Seguro que en las filas del PSOE hay expertos en interpretación del reglamento de la cámara de Mérida que podrían hallar esa vía si lo desearan.

 

Se corren dos riesgos, al menos, en el caso de que Fernández Vara siga adoptando una actitud contemporizadora: el primero –que su grupo debiera ser el primer interesado en evitar–, que su papel de partido principal de la oposición, con posibilidades de recuperar la Junta, queden más desdibujadas de lo que ya lo están, especialmente tras la impetuosa irrupción en el panorama político de Podemos, que si puede presumir de algo es de llamar al pan, pan y al vino, vino. La segunda, que se hubiera de dar por cierto lo asegurado el otro día por el sin par presidente de la Asamblea, Manzano, en la convención del PP en Cáceres, dirigiéndose a su jefe de filas: «Toda Extremadura está contigo».

 

No es posible nadar y guardar la ropa. Fernández Vara ha de mojarse.