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IBARRA Y MONAGO: DOS TALANTES, DOS FORMAS DE HACER POLÍTICA

OPINIÓN
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En mi época como responsable de El Periódico EXTREMADURA en Plasencia, bajo la dirección de mi malogrado Pacopérez, el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, me llamaba el niñato ese, porque sabía que de la nada, de una reunión de cuatro personas y algunas citas clandestinas en mi casa, la Plataforma Ciudadana había logrado concentrar a 20.000 personas en la Plaza Mayor de Plasencia, leyéndose el comunicado final de espaldas al Ayuntamiento, como gesto inequívoco de la sublevación de un pueblo a una política mal hecha y consentida, no tanto por las autoridades locales, sino por las regionales y nacionales, al hacer desaparecer el cuartel de los soldados de la ciudad.

 

Como yo era indomable desde los micrófonos de la Cadena SER y el periódico, y cada día procuraba tener un escándalo preparado contra el PSOE, Rodríguez Ibarra decidió cortar por lo sano y presentarse en Plasencia, a intentar que llegara la paz. No iba desnudo. Debajo del brazo, además de su facilidad de palabra, llevaba una propuesta interesante: crear en Plasencia un campus universitario que sería financiado por el Estado, la Junta y Caja Extremadura. A aquella rueda de prensa fui yo y en lugar de reprocharme en público, ni en privado, la traca que le venía dando en los últimos meses, contestó a todas y cada una de mis preguntas con claridad, seguridad y complacencia. Desde aquel día, mi valoración sobre Ibarra cambió ciento ochenta grados y me consta que dejó de llamarme el niñato ese,  a pesar de que continué dándole fuerte a un equipo de gobierno que era un verdadero desastre.

 

Traigo esto a colación para que ustedes juzguen la categoría política del ex presidente y del viajero impenitente que tenemos sentado como mandamás del Gobierno de Extremadura. Resulta que se celebraba en Badajoz una gala aniversario por los 80 años del nacimiento de la Cadena SER de Extremadura, del que fue testigo el parque de Castelar. La Cadena SER quiso rendir un homenaje a todos los extremeños en las personas del ex alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, y del ex presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Lo que debería haber sido un acto festivo, acabó por ser una odisea para todos por la falta de educación del presidente del Gobierno de Extremadura, José Antonio Monago.

 

En lugar de felicitar a la SER por sus 80 años de vida, el bombero arremetió contra la emisora por la labor informativa que había ejercido sobre los viajecitos a Canarias a ver a su amiguita con cargo a fondos públicos o privados, que la cosa  aún no ha quedado muy clara. A esto que Rodríguez Ibarra hizo uno de sus chistes y dijo: “No se enfade presidente pero como yo tengo parabólica veo Canal+”, tras decir que se acuesta y se levanta escuchando la SER. Monago, que parecía haberse comido todo el chile de un mexicano, le respondió de malas maneras que uno se levanta y se acuesta escuchando “lo que le da la gana” y ahí anduvo el hombre cabreado toda la gala en la que, por el contrario, debería haber aprovechado para limpiar su denostado nombre a costa precisamente de su retozar en la playa con la chiquilla de sus amores.

 

Estas dos situaciones que les narro son dos modos distintos de concebir la política: la de Ibarra como servicio público a pesar de los errores que siempre se cometen porque somos humanos, y la de Monago, haciendo de todo un ring de boxeo en beneficio personal atacando porque está en juego su continuidad y la Extremadura, pues no olvidemos lo que dijo en Madrid en los desayunos informativos de Europa Press, sobre que quien le ataca a él ataca a Extremadura. El egocentrismo puro y duro de un pobrecito al que le escriben los discursos y como no sabe leer tira por donde Dios le da a entender.

 

Y en la gala de la SER, para más inri, actuó el violinista Lolo Alonso y un grupo al que si le ponen otro nombre no hubiese tenido gracia: El viaje de Rose. No, no se llama Rose la jovenzuela canaria por la que José Antonio Monago nos ha dado un buen pellizco al bolsillo, en una región donde la cuarta parte de su población se encuentra en riesgo de exclusión social, pero me cuesta trabajo creer que el presidente del Gobierno de Extremadura se reponga de tanto mojopicón a menos de un año para las elecciones autonómicas, a no ser que haga como su jefe Mariano Rajoy y contrate a un Arriola que termine por darle la puntilla.

 

El que va terminando soy yo, pero me gustaría señalar, dando por supuesto la enhorabuena a la Cadena SER, en la que también he trabajado en Plasencia y en Ceuta, que por mucho que le cueste a Monago, el Periodismo radiofónico tiene futuro. Un grupo de escolares de Cheles dispone de una emisora de radio en el colegio (Radio “Rech”) e hicieron una entrevista a Rodríguez Ibarra que emitirán en su programación. Y es que, en honor a la verdad, el protagonista de la noche fue el ex presidente, con su buen sentido del humor y por la cantidad de niños, se contaban por decenas, que querían entrevistarle y hacerse una fotografía con él. Monago no pudo decir la frase de Jesucristo: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Él sabra por qué.


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