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¿ARTE-PROVOCACIÓN, O SIMPLEMENTE MALA LECHE?

OPINIÓN
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La cosa podría haber quedado en una de esas gracietas de unos, en este caso, unas, artistas que querían impactar y rememorar una de las frases mas conocidas del comunista-anarquista Piotr Kropotkin  “La única iglesia que ilumina es la que arde”,  y que gustaba repetir, aquel otro anarquista llamado  Buenaventura Durruti, cuyo nombre seguramente será totalmente anónimo para las nuevas generaciones, y cuya muerte, en extrañas circunstancias,  todavía anda llena de nebulosas, desde los que afirman que fue una bala perdida, a los que, y son mayoría, que de perdida nada, que  sabía muy bien a dónde debía de ir, y que o bien pudo salir de los comunistas, los propios anarquistas, ya que se había enfrentado a los dirigentes, o de otros, que visto que la guerra civil no pintaba bien, se querían pasar a los sublevados franquistas y Durruti  solía ser muy eficaz en eso de evitar deserciones,  y como en el Oeste, ellos fueron más rápidos.

 

 

Pero no, no es una “gracieta” hay una intencionalidad, manifiesta y manifestada de ofender, de incordiar, de agredir a una institución como es la Iglesia y por supuesto, nos sentimos agredidos los que nos llamamos católicos. No se trata de la típica salida de tono que algunos, que se dicen artistas, y que utilizan elementos y mensajes en sus obras para llamar la atención sobre algo, sustituyendo la creatividad, por el querer llamar la atención. Y en este caso lo han conseguido, son sólo cajas de cerillas, pero han provocado una situación realmente incendiaria. Es la intencionalidad, no sólo el hecho. Si sólo hubiera sido la relectura de las palabras de Kropotkin, hasta hubiera tenido, la cosa, un pase, pero las palabras de las autoras no dejaban duda de que deseaban que esto fuera una realidad. Pertencientes a una asociación proabortista  remataba su discurso con otros contenidos ( no se puede llamar a esto obras) como “una foto donde se puede ver a la Virgen y a otros santos junto a la palabra IDIOTAS; y una recreación de la oración del Padrenuestro que dice Concédenos el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Y danos la gracia de no ser vírgenes ni madres”.

 

 

La protesta, parece ser, de varios empleados del Reina Sofía donde se exponen estos “abortos de arte” y que se declaran agnósticos, pero que no les parece adecuado que se dé cabida a  manifestaciones  que ofenden a los sentimientos religiosos y que provocan e incitan a la violencia, sólo han provocado el apercibimiento de estos empleados del Museo. Aparte de las medidas judiciales presentadas en los juzgados por diversas asociaciones. contra el director, indicando que «bajo el pretexto de la creación artística no pueden tener cabida conductas discriminatorias o de incitación a la violencia». Porque no hay cosa más contradictoria que su propia actitud. Ya ocuparon páginas de los periódicos los intentos de quemar en enero en Sevilla la iglesia de Santa Marina y otras en diversos lugares de España,  como para que les rían las gracias. Pero es que no hay cosa más contradictoria,  que un Museo  de arte, ampare la intencionalidad de la gente que quiere quemar obras de arte. Es evidente que yo no soy creyente de Zeus, Marte o la diosa Ceres, pero me partiría la cara con aquel que intentara hacerle algún daño a alguna estatua, porque forman parte del legado artístico que nos han dejado. Gran parte de las iglesias pertenecen a ese legado artístico  y que cualquiera podría visitar en cualquier momento, si no estuvieran cerradas  porque su seguridad,  por causa energúmenos como ellos, no estuviera en entredicho. Ya fue bastante el daño el que se produjo en las obras de arte,  en la guerra civil en la que ardieron retablos barrocos, imágenes góticas o cuadros de pintores, sólo por el pecado de representar algún santo o escena religiosa, a manos de todo este personal, como estos,  que dicen llamarse artistas,  pero según su idea, no dudarían en arrojar al fuego un cuadro de Velázquez o Zurbarán sólo porque representan a una Santa Eulalia, Santa Casilda, la Adoración de los Magos, Santa Rufina o el Papa Inocencio X, y ya puestos ¿por qué no  la Fragua de Vulcano? porque no veas la que hicieron también los romanos…

 

 

Malo es que una galería particular le  dé  “cancha” a este personal, pero que se lo permita y publicita una institución pública, ¡manda huevos¡.


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