He tenido que verlo con mis propios ojos y enfrentarme a mi cordura que, después de recibir la información llegada al hemisferio izquierdo de mi cerebro a través de mis retinas y de que ésta fuera procesada, se hizo eco de forma inmediata de la extravagancia llevada al límite.
Mis órganos vitales empezaron a recibir señales de alerta empezando mi corazón a latir sin compás cuando vi que hacia mí se aproximaban, en la oscuridad de la noche, dos luces intermitentes a la altura de mis rodillas.
Es probable, que los responsables del alumbrado público de algunos ayuntamientos que, en estas fechas, suelen tiran la
casa consistorial por la ventana, en cuanto a gastos de electricidad se refiere, obliguen a los propietarios de mascotas a llevar esos collares para dar más luz a las calles y así ahorrar en esa partida de gastos las próximas semanas. Pero yo me niego a llevar a mi perro torero con un traje de luces, soy más de que pasemos inadvertidos.Tampoco creo que José Luis vaya a poner a su perro un collar luminoso. José Luis es un amigo que ha comprado hace pocos meses un perro, según él, de segunda mano y de marca. Zanussi, le ha puesto de nombre al animal, porque sabe poner en marcha la lavadora. ¡Qué listo es! Y como es tan listo le compra todos los caprichos que cree pueden satisfacer las necesidades de un perro.
Por la mañana le sacan a pasear con su abrigo de capucha. Si el tiempo es más bonancible, con una rebequita azul celeste, si llueve, un chubasquero a juego con el de de su mujer… y así un sinfín de modelitos que ocupan un fondo de armario que ya quisiera la Beckhan. Estos fenómenos, producto del consumo exacerbado, hacen que la acera de mi calle parezca a veces la pasarela fashion can.
Todo esto que os acabo de contar lo vi con mis propios ojos, lo del abrigo, las luces intermitentes…
Cuando llegué a casa después de pasear a mi perro tal como
vino al mundo, pobre,vestido con su propio pelaje y un sencillo collar para sujetar la correa, conté a mi familia lo que había visto empezando la historia con un «no os lo vais a creer» y me dijeron, sí, y nosotros acabamos de ver pasar por la ventana un loro azul vestido de lagarterana…